domingo, 4 de octubre de 2009

PRESENTACIÓN DEL LIBRO "ORIGEN",( EDICIONES PATAGONIA, 2009 )DE IRENE MARKS









Foto 1 con María González Rouco,escritora , el músico Carlos San Miguel y Laura
Noble.Fotos 2 y 3 en la Biblioteca Nacional, el 3 de abril de 2009, con
Roberto Goijman, poeta y editor y Elena Eyheremendy, poeta.



Contratapa de Origen:

"Irene Marks logra en este libro confirmar que la poesía no es sólo un viaje al origen ( un volver a nombrar) sino, además, una voz casi mágica que viene desde el fondo de los tiempos y vuelve hacia él.
La poeta hace suys, mediante la invención y la percepción, las voces de nuestros ancestros. Ésos que ella idealiza en su prólogo: los sabios conocedores del secreto del mundo.
En busca de la unidad perdida, estos poemas nos llena de una bella y replegada certeza, nos conducen a un lugar menos yermo donde danzar, un lugar "donde el aire/canta con sonido de estrellas aún al mediodía"
Paulina Vinderman

Poema de "Origen"
“...desde la selva el culto a la
llanura al desierto
aquí simple forma de calabaza
madre del agua origen
de la hierba viva presencia de sol
nos une en quietud
adorando silencio y soledades
en la garganta del mediodía
flechas de
recuerdos adormecieron a la maga
tendida en la tierra durmieron
su era
en nubes de luz y sombras...”
MAGA, Carlos Giovanola

FABULA CÓSMICA
I.
La historia comenzó al final del deshielo. Temblaban los
milagros y los hombres comenzaron a salir de sus escondrijos
bajo tierra.
De tanto vivir en cuclillas, se habían puesto lánguidos y
endebles, y cerraban los ojos ante el más pálido reflejo solar.
Las mujeres se habituaron primero a la luz, y tatuaron en sus
brazos al Sol..
Los hombres, en cambio, prefirieron la señal de la Luna Llena.
Desde entonces fueron enemigos, y sólo se reunían a la luz de
fogatas nocturnas para danzar y aparearse en cópula de Luna-
Sol, con ondulaciones de Lobo y de Serpiente.
II.
Sin embargo, había estrellas (Siempre hubo estrellas)
Y nacieron los hijos y las hijas de las mujeres Sol y de los
hombres Luna.
Y todos llevaban el signo de la Estrella.
Donde sus padres y madres se dividían, los niños y niñas de la
Estrella titilaban con alegría-tristeza, con fuga-avance.
Y su pequeña luz se llamaba Ternura.
Cuando murieron la última mujer Sol y el último hombre Luna,
los hombres y mujeres de la Estrella hicieron estallar los bordes
del día y de la noche. Y finalizó el reino de la pura luz y de la
pura sombra.
Y el caleidoscopio de los cielos giró y giró.

III.
Los Hijos de los Hombres y Mujeres Estrella no llevaron señal
alguna.
No necesitaban titilar, ni caer o elevarse desde charcos
sangrientos.
Toda la fuerza les nacía de los ojos. Y compartían el agua y el
pan y la cosecha.
Y naturalmente, con corazón y cuerpo, con pasión y dulzura se
amaron. Y fueron pájaros libres e inocentes bajo Sol, bajo Luna,
bajo Estrellas hermanos.
IV.
Un día, se partieron los leños de los bosques. Y seco humeó el
follaje.
De las grietas abiertas en las rocas surgía un vapor pestilente.
Y llegó la Escasez.
Los hombres y mujeres y niños que sólo llevaban como señal sus ojos
dejaron de mirarse.
Ya no compartían de buena gana los frutos que cada uno
llevaba a la rueda común.
Finalmente, los más fuertes se construyeron casas,
almacenando allí lo que ponían antaño en manos de los débiles.
Y en los ojos se les iba secando la señal.
V.
Los débiles, entretanto, conservaron los ojos brillantes, pero sus
cuerpos enflaquecían, y debieron protegerse de las invasiones
periódicas de los fuertes, que saqueaban sus escasas
provisiones.
Los hijos de los fuertes crecían con la mirada árida. Los hijos
de los débiles, en cambio, tenían en los ojos algo brillante, algo
como un hilo delgado. Y el hilo delgado creció a medida que
crecían los hijos de los débiles. Y se llamó Astucia. Y se llamó
Odio.
Mientras los hijos de los fuertes, los Miradas- Áridas , iban
encegueciendo. Y su enfermedad se llamaba Codicia.
VI.
Alguien alzó una llama hacia el hilo delgado que habitaba los
ojos de los hijos de los débiles.
Alguien( acaso el Sol, tal vez la Luna, posiblemente el Viento).
Y en ese época tuvo su nacimiento la Gran Noche Roja.
Y corrió tanta sangre que se confundieron los dos bandos.
Y fueron estos los hombres de Crueldad, los sin ojos, sin
corazón, sin sexo, con hachas levantadas.
Y hallaron placer en la matanza
Y sembraron Dolor e inventaron torturas.
Sólo conocieron enemigos.
Y tan largo se odiaron que ninguno quedó para contarlo.
VII.
Sus hijos fueron huérfanos. El Dolor los parió y se doblaban
como pequeñas hojas ante el mínimo viento.
Les temblaba la boca. Desconfiaron de todo lo viviente.
Y para no temer, almacenaron. E hicieron de sus mujeres
prisioneras.
Y rara vez salieron de sus casas.
Y no amaron el Sol.
Y se crearon dioses dolorosos, que castigaban la sonrisa más leve,
el placer más pequeño, con la muerte.
Y se dictaron leyes vengativas.
Y se instauró el reinado de los Ojos de Pez.
Y el Poder abrió Hambre, Mendicidad, Temor
Y estos hombres y mujeres y niños vivieron separados de sí
mismos.
Y ahogaron toda voz, todo camino nuevo.
VIII,
Los hijos de sus hijos de sus hijos
hoy habitan la Tierra.
Los hay Mujeres Sol, Hombres de Luna,
Y los hay con el Signo de la Estrella,
Y los hay con la marca de los Ojos,
Y los hay de Codicia, y los hay Débiles
Y los hay de Crueldad y de Dolor
De todos los colores y las razas
Y los hay de tres sexos
Los hay de Noche y Día, de Penumbra
De Anochecer y Aurora
Los Dioses del Dolor han perdido poder sobre sus corazones.
Mas lentamente avanzan. Porque temen. Aún temen.


de Origen,Ediciones Patagonia 2009, escrito por Irene Marks

4 comentarios:

  1. Cuánto para decir en tu poética, querida Irene, cuánta sustancia, gestada en la luz de una "Estrella" que se brinda en generoso abrazo a quien te lee. Gracias por compartirla, por tu lectura y por tus palabras.
    Aún conmovida, besos
    Elisa Dejistani

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  2. Felicitaciones por tu trabajo amiga!!
    Ya leeré algunos de tus textos al aire, en mi programa destacando tu obra.
    un cariño

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  3. Gracias, querida Nerina, poeta compañera del blog de Gustavo, por tus palabras. Con cariño y agradecimiento por tu difusión de la poesía de tantos poetas en tu programa Irene

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