sábado, 16 de octubre de 2010

2010 (la otra historia) Poesía Social Argentina

Ediciones Patagonia

invita a la presentación del libro

2010 (la otra historia) Poesía Social Argentina

compilada por Roberto Goijman ,

a realizarse el día martes 19 de octubre a las 19 horas.

Centro Cultural Paco Urondo,

Facultad de Filosofía y Letras (extensión universitaria)

25 de mayo 221 - CABA (altura Av. Corrientes 200).



Álvaro Yunque / Raúl González Tuñón / Luis Franco / Armando Tejada Gómez / Hamlet Lima Quintana / Homero Manzi / Leónidas Lamborghini / Raúl Aráoz Anzoátegui / Andrés Aldao / Manuel Bendersky / Concepción Bertone / Marcos Britos / Elena Cabrejas / Stella Calloni / Rubén Chihade / Cristina Crestanello / María Amelia Díaz / María Teresa Dri / Martha Goldin / Edgardo Gugliermetti / Ana Kleiner / Edgardo Kordon / Isabel Krisch / Jorge Ariel Madrazo / Silvia Manzini / Diego Mare / Irene Marks / Alejandro Nicotra / Pablo Resa / Valentín Suárez /Vicente Zito Lema /

jueves, 16 de septiembre de 2010

APOYO PARA LOS ESTUDIANTES

HOY, 16 DE SEPTIEMBRE, ANIVERSARIO DE LA NOCHE DE LOS LÁPICES, ESTE BLOG SE SOLIDARIZA CON LA LUCHA DE LOS ESTUDIANTES POR LA EDUCACIÓN PÚBLICA. POR UN AUMENTO DEL PRESUPUESTO EDUCATIVO PARA MEJORAS EDILICIAS, MEJORES VIANDAS ESCOLARES Y AUMENTOS A LOS DOCENTES.
QUE LA HISTORIA SIRVA PARA NO REPETIR LOS ERRORES Y SE RESPETE EL DERECHO A ESTUDIAR EN CONDICIONES DIGNAS DE LOS ALUMNOS DE LA ESCUELA PÚBLICA.
LOS SUBSIDIOS , OBVIAMENTE, NO DEBEN IR A LAS ESCUELAS PRIVADAS, DONDE LOS ALUMNOS YA CUENTAN CON MAYOR NIVEL ADQUISITIVO.
IRENE MARKS

viernes, 10 de septiembre de 2010

Penélope, en clave de flamenco

07/09/10 - 14:43

Sobre el amalgama del mito griego y la famosa canción de Serrat, la bailaora Eva Iglesias y la directora Marinha Villalobos montan una puesta multidisciplinaria ambientada en una Granada tras la guerra civil española.


Imágenes
“Elena en Primavera” tendrá tres funciones: este y los próximos dos viernes, a las 21, en la sala Mediterránea (Tucumán 3378).



La compañía Late Flamenco unirá en su nuevo espectáculo a dos Penélope célebres: la del mito griego y la protagonista de la famosa canción de Joan Manuel Serrat. Con el lenguaje del flamenco como columna vertebral, estrena esta noche “Elena en Primavera”, una puesta multidisciplinaria ambientada en Granada tras la Guerra Civil Española.




“Elena en Primavera” es una creación de la bailaora Eva Iglesias y la directora y dramaturga Marinha Villalobos que integra músicos en vivo con soporte audiovisual.




La acción transcurre en 1939 en Granada, donde la protagonista, Elena (con su traje de domingo y ante flores de cerezo desprendidas, al decir de Serrat) aguarda en una estación de tren la llegada de su amor, un combatiente de la Guerra Civil.




La propuesta incluye también al bailaor Diego Ferreira y a la actriz y cantaora española Montse Ruano. La música corre por cuenta del flautista Augusto Reinhold, el guitarrista Maxi Bus y el percusionista Maxi Serral.

LA SUBASTA:COORDINA NORMA PADRA

LECTURA EN "LA SUBASTA"(18/09/2010)

Río de Janeiro 54

“CAFÉ DEL ENCUENTRO DE LOS POETAS

EN EL REMANSO DE LOS SÁBADOS”

Sebastián Jorgi



Queridos amigos tengo el agrado de convocarlos
a compartir la lectura programada

en "La Subasta".

No olvides que tu presencia es importante para todos nosotros.

Sábado 18 de septiembre a las 18.30 hs. y todos los terceros sábados de cada mes.

Río de Janeiro 54

-altura Av. Rivadavia 4.500 “Estación Río de Janeiro”, Subte A-

Ciudad de Buenos Aires



Los invitados:


Lina Caffarello

Luis Raúl Calvo

Mario Capasso

Alfredo De Cicco

Irene Marks



Marta Ortiz (Rosario)

Rolando Revagliatti

Antonia Taleti (Rosario)


A continuación se sortearán libros entre los asistentes.


-Entrada libre y gratuita-

Coordina: Norma Padra

www.revistapapirolas.blogspot.com

normapadra@gmail.com

sábado, 7 de agosto de 2010

NUEVOS BLOGS

COMUNICO QUE HE ABIERTO TRES NUEVOS BLOGS DEBIDO AL CIERRE DE ESTE POR EQUIVOCACIÓN.
SON : www.todaslasgalaxiaspoemas.over-blog.es,
www.todaslasgalaxiascomentarios.over-blog.es,
www.todaslasgalaxiasnarrativa.over-blog.es
Gracias, Irene Marks

domingo, 20 de junio de 2010

CRISTINA PIZARRO

EL FIN

Pon la mano en el corazón,
allí está la respuesta. C .P.



En tus sueños
………………veías las naves de velas blancas
-recorrían río arriba


cargando especias y oro-
El olor de la pimienta y el azafrán incitaba
……………………………………………los sentidos
y en el deseo
………………..el coral y las ágatas jugaban entre los dedos.
Pisar la arena
………………y
……………a lo lejos
………………………vislumbrar al conductor de los camellos
que retornaba entre las borrascas

detenido ante la sombra de un árbol
……………………………………para sorber un té.

En el caos inconsciente y tenebroso
el desierto se ilumina.

Las cúpulas del Islam
las mujeres veladas
cadáveres y esqueletos
sumidos en la tierra árida
se alzarán en búsqueda de la palabra

Sin arrepentimiento ante el mal
la condena anunció
…………………el Fin.
Entregado y dueño del destino,
te unías al pasaje de la otra vida.

AMALIA MERCEDES ABARIA

Y LA NAVE VA


a Federico Fellini

La nave está ahí, aún.
Se escuchan cantos.

Son ángeles bajando desde las estrellas más profundas.
Son voces subiendo desde los corazones
que dejan en el aire un color de viaje
que ha de llevar a la muerte o a la gloria.

En el muelle, también, se ven rostros de ternura.

Parecen tener la misma alquimia de la voz,
el mismo aliento encendido por el oro de un sueño,
el mismo desmesurado anhelo por ese designio en el mar.

Pero no es así, no.

Algunos sufren la sospecha de un fracaso inevitable,
otros murmuran un mezquino secreto para
vencer al enemigo.

Y el buque parte al fin.

Todos bailan y ríen bajo el resplandor de la noche
(una cubierta con espejo de luna).

La voz de la ópera emerge, expansiva,

Hacia un mundo que perdura,
envolviendo
sensual, vivamente
la luz de la nave.

Queda un surco vivo, como de magia sobre el mar.

sábado, 5 de junio de 2010

ANDREA PIZZELLA

TOBA

“Supondremos que los muertos inhumados tienen nueces en sus
bolsillos, y que algún día, fortuitamente, el árbol surgirá”
René Char


El chamán dijo
ver la luna
en los ojos
de los que
iban a morir.


Encontró
a la noche
pintando la frente
de su pueblo.


Una magia
de alambrados
acabó con su fe
en lo inagotable.


El desmonte
es el hechizo
del hambre
y el polvo
un dios nuevo
en el nuevo
desierto.


Ellos duermen
con el corazón
doblado
y en la mano
la llave
de las estrellas.

Resignados
te pidieron
nuevos amuletos.


¿Qué llevan
tus muertos
en los bolsillos
chamán?


Algarrobas
para que
alguna mañana
vuelva con el monte.

viernes, 21 de mayo de 2010

DIEGO MARE

COPLILLAS DE LA PATRIA GRANDE
IV
¡Que venga a cantar la copla
donde se encarna la Patria,
que cantando va saliendo
la lumbre amada del alba!

Cruz del Sur y las Marías,
candelas de la ancha pampa,
resplandezcan en la noche...
¡Preludios de la Gran Patria!

¡Velay que mi tierra canta!
...El sol la escucha trovar.
¡No hay copla como la suya
que en el alma anide más!

Tiene la copla las alas
que la Patria le dotó
para que los sureños
la canten con viva voz.

La voz una sola copla
vibrando en la eternidad.
Yo la canto por ahora,
otros la habrán de cantar:

Patria más enceguecida
en odios y en dualidad...
¡Si sos una sola pieza
en pedazos no serás!

Los hermanos sean unidos
cantó tu payador leal.
Sólo nos queda el destino...
¡Y en el pueblo encarnará!

domingo, 9 de mayo de 2010

PABLO SOLÍS

Editorial programa 28 Radio Uritôrkidas
El grupo se encontró debajo de la enramada, y de allí fue caminando lentamente hacia la cueva. No iban tristes porque sabían que la acción comunitaria que iban a realizar, era justa y necesaria. Antes de tomar la bebida que los llevaría al otro mundo se despidieron de aquella tierra que durante tanto tiempo, generación tras generación les había dado abrigo. Entonces el abuelo, el chamán, el brujo, dijo las palabras finales, las últimas palabras: Durante muchos pero muchos siglos nuestro pueblo vivió en estas infinitas montañas. Hace poco vimos que el sol marcaba nuestro retorno al otro mundo porque nos habló de lo que venía de lejos, y era esa lejanía, oscuridad. Los caciques del norte y del sur intentaron convencernos de que cuando el extranjero llegara sería necesario luchar. Nosotros no creemos en extranjeros, todos somos lo mismo, hijos del cielo y de la tierra.
Al mirar el horizonte entendemos que un ciclo ha terminado para nuestra raza. La tradición explica que cuando algo llega a su fin inútil es hacerle resistencia. Por eso la mundanal división que quieren hacer nuestros caciques es absurda. No somos ni valientes ni cobardes, somos mucho más que humanos y vivimos para algo más que comer y procrear. Por eso es hoy este día y por eso es, las últimas palabras. A partir de mañana este mundo comenzará a ser aniquilado por aquellos que creen habernos conquistado, nuestros caciques serán muertos, nuestros reyes asesinados y nuestra sabiduría transformada en folclórica mercancía que se venderá repetidamente en el circuito de las fantasías de los hombres. A partir de mañana cuando no estemos aquí comenzará un mundo nuevo que estará condenado también a desaparecer, porque su creación fue producto de la violencia y la irrespetuosidad hacia aquello que nos dio la vida. Este mundo nuevo será un mundo de máquinas y de colores brillantes que se alejará del sol y de la tierra. Hasta aquí llegó hoy nuestra vida terrestre, en un rato nomás regresaremos a nuestro mundo intermedio para permanecer en él hasta que los que ahora nos matan se cansen de jugar a la conquista, se cansen de comprar y de vender. Entonces volveremos, cuando no existan las palabras y el mundo sea un hueco acunado por todos. Volveremos con un granito de tierra roja y una semilla amarilla. Hoy es el último día y hoy es, las últimas palabras.
Y todos, niños, ancianos y ancianas, jóvenes y adultos levantaron sus vasijas y bebieron el elixir. Así se vio desaparecer a Pie de Bisonte, a Ojo de Águila, a Roca Seca, a Arroyo Saltarín, a Miel de Abeja, a Colibrí, a Sol, a Luna. Y con esos nombres que se fueron, desaparecieron también las cualidades sagradas de la naturaleza: el sol, la luna, el arroyo, la abeja perdieron algo de sacralidad y se hicieron más mundanos.
Así fue como partió la tribu entera. Así fue como emigraron hacia el otro mundo. Algunos dicen que fue este día el 11 de octubre, otros dicen que fue después, o un siglo antes de 1492.
La fecha exacta no interesa. Los arqueólogos mandados por los gobiernos de los países que investigan huesos para corroborar la existencia de una u otra cultura, no encontraron ni una calavera en la cueva. Sólo hay viento y polvo y un sonido suave que se filtra entre las rocas y que parece repetir una mántrica canción: No hay prisa para las edades...Los hombres somos eternos...No hay América, ni tierra, ni propiedades, ni vencedores, ni vencidos...Hay un sonido firme y azul que se levanta y permanece...El sonido firme y azul de un pueblo que canta con el agua...Que crece con los árboles ...Que baila con el viento....Cuando todo esto que es una cosa se termine, volverá la lluvia y la primavera...Mientras tanto escuchad estas palabras: No hay prisa para las edades…
Escrito por Pablo Solís, que reside en Capilla del Monte, Córdoba, Argentina

viernes, 30 de abril de 2010

VIRGINIA SEGRET .COMENTARIO sobre ORIGEN de Irene Marks

Origen es un libro que excede tu comentario de las primeras páginas.

Decís que querés resucitar el ritual perdido, que querés “desbarbarizar” lo que, en realidad –y lo sabemos bien nosotras- nunca fue bárbaro, que querés revalorizar las fuerzas de la naturaleza como elemento sagrado.
Todo esto es cierto, estoy de acuerdo y convengo también con vos en que es así, debe ser así. Sin embargo, hay algunos “pluses” en tu libro que tu prólogo no contempla.

Origen es un libro de amor que recorre los tiempos desde el más remoto principio nuestro, pero no en una sucesión de hechos, no en una línea temporal (lo que de ninguna manera sería necesario, claramente) sino que cada poema, desde el primero, conlleva lo que mencionás en tu prólogo y una denuncia bien actual, implícita, de lo que los hombres de hoy, los verdaderos bárbaros, podemos llevar a cabo en términos de destrucción, de desprecio, de maldad conciente o de ignorancia.

Y algo de esto ya hay en el poema inaugural: “¿cuándo haremos brillar nuestras mitades dolidas y resecas, los coágulos que tiemblan y amenazan a veces con partirnos los párpados?”
En el estado en que hoy está el mundo, ardiendo en ira descontrolada, en odios acendrados e infundados, el mundo entero batiéndose por nada (el poder, el dinero, son nada, estoy convencidísima), ¡cómo no sentir que nuestra propia sangre se nos coagula en los ojos! En lo personal, a mí los párpados se me agrietan diariamente; a veces, hasta se me parten (mucho tiene que ver esto con mi trabajo: el contacto con tantos chicos me lleva a saber historias de vida que no debieran suceder).
Por otra parte, aquellos que estaban “en las cavernas subterráneas del miedo” sobrevivieron gracias al conocimiento que poco a poco fueron tomando del mundo. Por eso, por esta cuestión tuya –y mía- de tratar de reencontrarnos con el origen, creo que no es demasiado gratuito de mi parte hacer las asociaciones que te cuento arriba.
Como verás, tu libro da para repensar unas cuantas cosas.

La búsqueda del origen, el encuentro con nuestra esencia, se imponen. Claro que jamás podría yo pensar que se trata de un volver retrógrado y, por lo tanto, reaccionario. Mi mirada con relación a este tema es política, no puede ser de otra manera. Por otra parte, este asunto plantea también un problema, porque yo no sé cómo se podría dejar atrás el logos griego que nos ha marcado a fuego durante 2600 años. Quizá ya no es posible; quizá ya somos otros…

La Fábula cósmica: esta cosmogonía tuya, --que recuerda una perdida edad de oro y por eso tiene ese tinte melancólico—me hizo recordar textos precolombinos, sobre todo al Popol Vuh. El poema VIII, con sus anáforas y paralelismos, con sus repeticiones, con ese aire de letanía que tiene, es un muy bello cierre. Y claro que los Dioses del Dolor avanzan porque temen. Es el signo de nuestro tiempo.

Me gustó muchísimo el poema Entonces (pág. 19). Lográs en este texto el claroscuro de un cuadro barroco. El verso “Y es de noche en la mitad de mí” es un hallazgo: es el cuerpo físico de la mujer semi iluminado por el fuego (fuego calor de hogar; hogar-caverna; fuego primordial; fuego del contraluz; una mitad desaparece en la sombra) y es el interior de la mujer, enigmático. Mujer caverna.
La caverna es el espacio del abrigo y la seguridad, la matriz, pero también y paradójicamente, el lugar del miedo.
Es un hermosísimo poema de amor.

En realidad, la mujer es una presencia permanente en el libro. La figura masculina apenas si se soslaya, queda opacada por su fuerza misteriosa y ancestral.
La mujer es el Mundo primigenio, mítico, de oscuridad, de estos poemas. La mujer es la guerrera omnipresente, y lleva en sí la oscuridad, la noche y, por lo tanto, la muerte. Asesina para sobrevivir. Pero también es mensajera, (A la sombra de la piedra vestal, pág 29), y es vientre, o sea generadora de la Vida (el agua me resulta aquí un símbolo bisémico: agua-vida; agua-muerte (aquí recuerdo las poemas de Lorca en donde es el agua la anunciadora de la desgracia sin vueltas atrás). Y creo que me avala un verso muy compacto: “Porque Muerte habitamos, somos Vida” (Trovadores III, pág. 45).
El poema de la página 21 es bellísimo también. Hay un cuento de Cortázar, La noche boca arriba, un clásico, que siempre me inquietó. Tu poema me llevó a este relato. No se trata exactamente de un sacrificio pero algo que ver con esto tiene. Es difícil explicar la sensación de incertidumbre, de angustia, que me trae tu poema. Tantas veces pensé en qué habrán sentido nuestros remotos antepasados, en este continente desaforado donde habitamos, ante la muerte…

Vuelvo a tu cosmogonía.
Das nacimiento a dioses, diosas, y a una estirpe humana ancestral pero nueva, en una geografía que es América pero no, porque es un mundo mítico que aúna lo muy antiguo americano con el hombre de hoy, de acá y de cualquier otro sitio. Es un mundo brutal de hostigamiento y terrores. La luz es una presencia, siempre, pero apenas, y no puede dominar a las sombras.
Nuestros antepasados americanos adoraban al Sol. Su luz es siempre una esperanza (pág 29).

Me he detenido largamente en la lectura de Conjuro (pág. 30), otro poema que me gustó muchísimo. Se invoca lo que no está presente, lo que no debería faltar pero falta. Los cuatro últimos versos son un final tan tremendo como cierto.

De todos los poemas de tu libro, el que más me gustó es Lejos (pág. 50). Cualquier cosa que diga al respecto, sería malograrlo. Es un poema perfecto.

Finalmente, reflexiono: si éste es nuestro mundo y si venimos –como es que venimos- de habitarlo arrastrando, desde los tiempos del mito, los terrores, la oscuridad, la negrura, ¿qué otra cosa nos queda de ahora en más sino seguir alimentando el fuego de estas nuevas hogueras?

“A veces el llamado renace:
Hay un tambor con ecos infinitos
….

“Este grito es la llave que atraviesa los siglos con los labios
sellados
….
“Porque Muerte habitamos, somos Vida,
….
(páginas 28, 30 y 45 de Orígenes)

Leer tu libro fue entrar en el placer y activar el pensamiento.
Si querés copiar algo de todo esto que escribí en tu blog, demás está aclarar que podés hacerlo.

domingo, 28 de marzo de 2010

JOSÉ ANTONIO CEDRÓN - POEMAS

No hubo lucha de clases cuando dimos batalla
sólo daños menores en la mampostería
cuyos antecedentes no pueden atribuirnos
fallas de construcción en el armado del cielo
incontrolables nubes y neblina constante
durante el acarreo de la luz.
Rasguños en la piel también menores
cansancio en la energía de los astros
que dieron de morder.
Sí algo de lava y polvo que escaparon
por las escaleras de emergencia
que no sería honesto negar aquí.
Caricias que acabaron despertando combate.
El roce de la carne con los filos del tiempo.
Me deslicé en tu cuerpo como por esos pueblos
que después de sus calles el desierto.
No te besé la espalda ni las piernas
para que la tormenta
no entrara en tu equipaje.
Ahora, con más calma, mirando
por los ojos de huellas y testigos
¿qué margen le darías a este temblor
en la escala de Richter?


José Antonio Cedrón
(del libro ACTAS)


Entre los jeroglíficos hallados en tu almohada
enfrentarás la mueca de los días.
La distancia idealiza.
El sueño solamente demora esa costumbre.
Las miradas de entonces
no quieren saber nada.
La mano que aún extrañas acostumbró su piel
al paso de tu ausencia.

José Antonio Cedrón
(del libro ACTAS)


Eres el inquilino de que fuiste
la presencia indudable de la ausencia.
Han cambiado la mesa de lugar
las llaves de la casa, platos, algunos vasos
(cosa pequeñas que advierte al memoria).
Encuentras las costumbres
el vaivén de una lámpara en el mismo rincón
y también las cortinas que sobrevivirán
a los que conservaron todo.
Y misteriosamente buscas en los cajones
o sobre los fragmentos, alguna identidad
posible.

José Antonio Cedrón
(de Vidario)

Cuando el cuerpo no podía
quedaba horizontal y la carga ignorada.
Aún pasado el invierno no había cómo quitar
las manchas de alcanfor que marcaron el pecho
buscaban adelante, hacia atrás, en los lados
y el cuerpo estaba adentro.
Fue cuando me trataron de la respiración
y era cosa del aire.

José Antonio Cedrón

viernes, 12 de marzo de 2010

ANALÍA PASCANER - LA NOTICIA



Decidí no hablar con mis amigas. Acaso… ¿soluciono algo con comentarlo? Ayer me enteré y guardé la noticia muy dentro mío. Cada palabra me envolvió de tristeza y quitó los colores a mis diminutos pétalos. No… ¿para qué decirlo ahora? Mejor callo, prefiero verlas felices.
El sol baña todo el jardín en esta mañana fresca. Mis amigas ya están jugando con el viento: los alelíes de la parte más baja del tallo se ponen firmes para que los más altos se hamaquen con la brisa y hagan cosquillas a las rosas. ¡Y se divierten tanto cuando las hacen enojar!
Y las rosas… dueñas absolutas del jardín. Siempre orondas, nos miran desde arriba, se jactan que a ellas sí las cuidan, las acarician con amor, las protegen con veneno, sienten su aroma, las podan meticulosamente, las observan a diario, cortan algunos pimpollos para lucirlos sobre la mesa del comedor.
En cambio a nosotras… si a veces creo que ni siquiera saben que existimos. Nosotras somos insignificantes para la señora Emilia, quien siempre expresa: “Menos mal que el tallo es largo y hay varios alhelíes, pues uno solo no vale nada”. A pesar de sus crueles palabras, yo siento que valgo mucho, lo mismo cada una de mis amigas. Sin embargo ayer comprobé que la señora sabe muy bien que existimos, tanto lo sabe que ya no existiremos más.
Ayer la noticia me destrozó el corazón, me arrancó las ilusiones de crecer frente a las margaritas, quienes siempre se inclinan hacia nosotras con gesto amable, nos muestran su radiante corazón amarillo y nos saludan con sus finos pétalos. Ya no creceremos junto al lapacho, cuya sombra nos mantiene a salvo del lacerante sol y cuyas flores nos sonríen hacia fines de cada invierno.
-Dale, Lely ¡ponete a jugar con nosotras! Hoy las rosas se están enojando más que nunca. Jajaja. Dale… vení… apurate…
Hoy no tengo deseos de jugar con el viento. Hoy estoy somnolienta. Anoche la luna acompañó mi angustioso desvelo. Miraba descansar a mis amigas y pensaba la mejor forma de contarles la noticia sin que sufrieran, en especial las flores más jóvenes. Ellas no entienden bien… las más viejas sabemos que algún día nos podarán o nos desprenderemos del tallo, pero nos vamos con el regocijo de saber que otras flores más sanas y más fuertes nos reemplazarán. Sin embargo ya no habrá alhelíes sanos y fuertes en el futuro, ya no habrá alhelíes siquiera.
Ayer al atardecer, cuando mis amigas se saludaban antes de irse a reposar, escuché al jardinero preguntarle a la señora Emilia si estaba segura que quería sacar las plantas de alhelíes de raíz. En ese momento cerré mis ojos deseando escuchar un “no”, y la señora Emilia fue terminante al responder:
-Deje solamente las rosas, don Ramón, saque todos los alhelíes del jardín el próximo sábado.
Miré a todas mis amigas, algunas ya dormían, otras, perezosas, se secaban las gotas de la lluvia del regador, otras secreteaban, ninguna pareció escuchar nada. Durante la noche, observando a una por una de ellas, recordé en silencio cada momento compartido, cada juego inventado, cada votación para decidir a quién le tocaba hacer cosquillas a las rosas. Anoche la luna me acompañó en el recuerdo de mi vida junto a ellas.
No… hoy prefiero no comentar nada a mis amigas. Prefiero observar cómo se divierten con la brisa y las rosas, permitiendo que el viento las mueva de aquí hacia allá constantemente, escuchando sus risas alegres y despreocupadas.
Hoy no tengo deseos de jugar. Hoy estoy somnolienta. Una extraña fuerza me retiene inmóvil. Mis pétalos ceden lentamente al sueño. Quién sabe si volveré a abrirlos alguna otra vez…
¿Ya será sábado?

martes, 9 de marzo de 2010

IGNACIO GIANCASPRO - ZULMA DE MARCO


Publico la poesía de Ignacio Giancaspro junto con la pintura de Zulma de Marco.



ETRUSCO SOY


Etrusco soy
… y Griego
gotas de árabe tal vez
perjuicio y regalo de abuelas violadas
lo dice mi tez
lo gritan mis ojos y mi perfil
mi ademán y mi orgullo
también mi sentir
cuando escucho guitarras…
se me eriza la piel
y cuando veo arenas
caballos
y toros
lo dicen mis hijos de cara gitana
etruscos y griegos
cruzaron mi ayer

Pueblos y pueblos
de espacios abiertos
y soles
y mar
pueblos alegres
pastores de cabras
sufridos y duros
pueblos labriegos…
la cebolla y el vino
el atún la naranja y las uvas
la aceituna y el pan
Ah!... y los higos.



De dónde viene mi nombre?
de qué madeja intrincada
se fue tejiendo?
Y ésta extraña arquitectura
que soy
y que no conozco?
relumbrán quizá destellos Escitas
perdidos en mí
como granos de mica entre las piedras?

De dónde vienen
rituales caldeos
que bailan en mi memoria
y brisas fenicias
llevando en sus barcas
cábalas y oscuras alquimias
deseosas de penetrar la materia
de transmutarla…

Y estas manos?
ensayadas y moldeadas durante siglos
ensayadas en marineros y en escultores
alfareros, alarifes y carpinteros
en hacedores de redes
y tejedores
arperos
artesanos
soñadores de estrellas
y guerreros
Manos prometidas
cuando todavía la sal
era moneda

CREO QUE FUE EN NÍNIVE

Creo que fue en Nínive
donde dejé de olvido
un collar de piedras mágicas
que aun te debo de regalo
Lo robé una noche
a una sacerdotisa de Assur
con quien tuve amores
un verano
Desde entonces
vago sin cesar por el Tiempo
saltando edades
deteniéndome en las horas
tranquilas
de las siestas campesinas
para aspirar
en un voluptuoso
murmullo de hierba
el sentido de la brisa
De pronto atravieso comarcas
como un viento fresco
cabalgando
delfines astrales
Desciendo
interminables escaleras azules
que llevan hacia el vértice
de lujuriosos túneles
Subo trepando
enredaderas rojas
en tu búsqueda siempre
Navego en el sereno canto
de un oboe
que anuncia estremecido
el esplendor de un atardecer
Me lleva el vuelo del viento
hacia el asombro de los naranjos
y me pierdo
en el infinito
de tus ojos claros
para siempre
ardiendo
DESTINO DE POSTE Tu destino final será el fuego
Crucifixión repetida por las calles
Fraternal esclavitud encadenada
de esquina a esquina
Un manojo de yuyos te acompaña
Nunca una flor …?
Destino amargo
Las manos atadas
por telarañas de cobre electrificado
Destino de poste de alumbrado
Recuerdas?
Fuiste selva
erguías tu hermosura guaraní
florecida en cantos
Dialogabas con la seta
que habitó
la humedad de tus raíces
la mariposa que visitó tus ramas
el pájaro que cobijó tu sombra
la hormiga que te contó sus penas
Generoso de murmullos
fuiste sombra agitada por el viento
¿Y aquella enredadera loca
que se enamoró de ti
y envolvió tu gallardía
en abrazos y besos de lianas
Donde está?
Ahora obrero y viejo
proletario agrisado
Quieres descansar
y no te dejan
No tienes sindicato

Un día vendrán
hombres
vestidos de amarillo
a cumplir
la sentencia de exterminio
Un día vendrán
cuando
apuntalarte cueste más
que dejarte caer
Solo entonces
dejarás
la estación penitente del vía crucis
bajarán tu cruz
y hallarás descanso

MALVINAS I

Era mi día 110.287
y todo había concluido ya
un espesa neblina
solo dejaba ver
el pavimento húmedo
y mis pasos
llevándome al trabajo
Pero aún recordaba
aquel coro disonante
monótono y prolongado
de roncas voces monocordes
y un viento de violonchelos
que agitaba
aquella bandera verde
desdibujada
en lo alto
de aquel edificio de amarilla cal
Fortaleza o loquero?
No lo sé
y allí arriba
estábamos todos
ESPERANDO
y yo alcé esa bandera
que ya no era verde
sino un lienzo descolorido
donde alguien
había dibujado con carbón
mi rostro
con sombrero napoleónico
y otros rostros
con los ojos como cuencas
y las bocas como tubos
de caretas anti-gas
y ya mi brazo era el asta
y yo colgaba de él
hecho bandera
y uní mi grito al coro
y fue clamor
entre el humo y la niebla del espanto
y los haces reflectores
sin color

Era mi día 110.287
el pavimento húmedo
y mis pasos.



POEMA


Sentado
en las soledades del cerebro
Antigua claridad
como una túnica me envuelve
Galerías…
descifro jeroglíficos en sus paredes
algunas se derrumban…
Instantes
de cielo azul y nubes
otras oscuras esconden
el jadear visceral de los volcanes
En un recodo se amontonan mis juguetes
como pequeños seres asustados
Encuentros
fulgurantes de la nada
iluminan de pronto
estancias repletas de tesoros
O insospechados abismos
de negrura innominada
Heladas ráfagas, traen y llevan
¿De donde? ¿Hacia dónde?
Jirones del pasado
huellas futuras
en la sombra del presente
Antiguas Danzas Derviches
lejanos ecos de tambores acompañan
Y un Arlequín de trapo baila
sobre el Rojoamarilloverde

Tapiz de Rafael
en la Ceremonia Nupcial
Del Angel
Y el Amor Enamorado
Canta
en el Vino Derramado
en la Mano Extendida
en la Risa
en la Mirada

TANTAS VUELTAS




Tantas vueltas dí en mi vida

con mi vida

Halagada-golpeada

culpable-inocente

Creí en tantas cosas

me creí tantas otras

Amé, reí, lloré

hasta que por fin

te encontré

Y ahora?

Cómo nombrar esta maravillosa mezcla

de locura, santidad y perjurio

que me inunda el alma

la atormenta

la ilumina

la tortura

y la obliga

a decir tu nombre

domingo, 28 de febrero de 2010

Virginia Segret – Con Bandoneón

En este bandoneón poético Virginia Segret hace un uso muy adecuado del lenguaje, dando rienda suelta a un lirismo bien porteño,que conserva el lunfardo tradicional y a la vez lo actualiza, lo vuelve moderno y parte de nuestra cotidianeidad.Ha de destacarse en la primera parte del libro el tono elegíaco con el que se pinta al puerto, al río, al arrabal, a los distintos lugares amados de la ciudad.
Muchos de los tangos asimismo llevan dedicatoria, pero no se trata de un simple nombrar al otro, sino que la persona nombrada forma parte intrínseca del tango, con toda la apelación afectiva que confiere el vocativo. Hay tangos de infancia, plenos de ternura; tangos de adolescencia, donde hay una auténtica enumeración de las costumbres, ideas, y lugares frecuentados por nuestra “generación perdida” y finalmente los hay trágicos, con toda la fuerza del dolor universal volcado en vena rioplatense.

Cabe decir además que el libro consta de dos partes y me reservo el comentario de la segunda parte para el final, donde adelanto que me referiré a los “Cachos”.


Es éste un libro musical, que comienza con una dedicatoria a Taio, joven bandoneonísta, cuya foto de tapa sobre fondo rojo simboliza la pasión compartida de los músicos y los poetas. La repetición del verso “Tocame un tango, Taio”, se va abriendo en acordes-imágenes, en trinos donde la música y la poesía se confunden(“Un tango imposible””Un tango de sudestada en el río”). La belleza de las metáforas, su celebración, no les quita, sin embargo, el dolor de expresar una realidad difícil (“una inundación incesante””Llename de aluvión de tango, Taio”).
Las imágenes de la noche toman una doble dimensión, la dionisíaca (“el tuétano sangrante de los vinos”) y la del misterio(“el embrujo de esta noche descampadamente azul”)El misterio se reitera en la expresión del yo lírico que se nombra como “esta trashumante/acodada en el filo del iris de su gato”.
En otro poema, dedicado a su madre, se señala al “suburbio entre malvones y magnolias foscatas/ y zanjones/ y ligustros y gansos y gallinas”, para contrastarlo con “aquel conventillo de la calle Reconquista”. Tejen una historia estos versos, la de la infancia , momento de tirar maíz sacado de una bolsita a las palomas de la Plaza de los Dos Congresos en “aquel Buenos Aires con cinco años de corazón”, donde aún permanecen “esas cagaditas blancas /en el bronce verde del caballo” . También nos llega el recuerdo del sabor de los helados del barrio de San Cristóbal y la memoria del payaso Armán, perteneciente a la comparsa del barrio .Y después, ya en la época de la juventud, cómo olvidarlo, se homenajea a los fideos de Pipo sobre su mantel de papel. Hay momentos de hondo lirismo, como en el Tango a la Casa de la calle Necochea 1115, La Boca, donde “se chifló la marea de las aguas/sucias de este Río de la Plata”. La desolación de los inundados se plasma en estos versos con reminiscencias lorquianas, que se repiten con ligeras variaciones significativas a modo de estribillo.”Y yo / en tu balcón / mirando”. La avalancha de imágenes llega como el destino en este inundación hecha tango: “calor de febrero y sudestada/(…) harapos, jirones en carne viva /en el torrente de fango”
No se debe olvidar la invocación a la Musa, que llega de la mano del Tango de la Garufa(”y hay una Musa enredada en abejorros/ al pie del obelisco”). La Musa se describe luego con más detalle, es una Musa agridulce, que sabe mucho de la realidad(”Va colifa la Musa por el mundo/convirtiendo las voces en campanas”(…) “Es una Musa, es una mina/pata en asfalto./Se moviliza”)
La Musa, diríamos ,se alimenta del sentimiento, y también lo hallamos en la música del violoncello(“Es un ruego infinito, un beso trágico”) porque hay un viaje “en el lamento de la nota”, donde el tango es pura melancolía y sabemos que “Es otoño y hace frío. Y uno busca el corazón”(¿Habrá una definición más auténtica que ésta de la poesía?).
Además, está Stella, Stella que vive en Londres y con quien el yo lírico establece una vía unitiva, la de los dos ríos, el de la Plata y el Támesis:( “Pero ella ríe. Ríe/ desde una orilla de lluvia de sábado lluvioso/ con el olor del barro/ de sus dos ríos dulcemente dormidos” )en la simultaneidad de los tiempos (“(…)aquí también es sábado./Y está lloviendo”.) que hermana las distancias.
El dolor se refleja también en los tangos de este libro, el dolor desnudo (“perdida en su laberinto de vacío Mónica/la pradera insomne de sus ojos”), un dolor de imágenes certeras y altamente poéticas con el que podemos identificarnos, cuando se definen la soledad y la angustia (“Los ojos ovillados, sin huéspedes.” ). Y agregamos también el dolor de la pérdida, por razones no explicitadas, y el recuerdo del esplendor de aquel amor( “Yo le daba mi pelo,/una marea revuelta de abrazos,/aletazos de jaguar,/Yo le dejaba en la boca / el intimo jardín de mis delicias”). La frescura al hablar del juego amoroso contrasta con la amargura del amor que ya no es(“Pena no haber podido escribir esta tarde/otro poema de amor”).
De tango en tango, vamos soñando hasta llegar al tango dedicado a Vincent Van Gogh y a Raúl González Tuñón, unidos en el sentimiento del corazón tanguero ( “Yo conozco una media con un agujero/y a un muchacho bretón con zuecos de madera”).. El sentimiento, la sensibilidad profunda nos permite la unión de elementos aparentemente no relacionados. Así, vemos también en el Tango para la mirada de Lian Qiang, el tema del desamparo del inmigrante (“De Taiwán,/sin su otoño y sin su luna/sin su casa, sin su nido./Golondrina/de Taiwán,/Lian Qiang.”)

Pero es en el Tango Del Angel en las Heladas Aguas de la Espuma, donde se desnuda el lirismo, (“No hay bandoneón que llore /esta tarde/por el ángel del Reino de la Espuma”).Interrogada la autora sobre este poema , me respondió que estaba dedicado a un amigo muerto. Sin embargo, esta información es irrelevante. Considero que está dedicado a todos los muertos amados.(“Sólo un crisantemo eterno /para la melodía/del latido apasionado de la Sombra”) y el vacío que su ausencia produce en el alma , que lo externo no parece registrar(”La ciudad no lamenta./ La ciudad no devuelve”) cuando por dentro nunca dejamos de tener presente al que añoramos. Sin embargo, “Es como un colibrí/que no se ve/el Tiempo” y nuestra percepción se modifica, como así también el recuerdo del ausente, que sabemos parte de la vida, como si se reciclara en la naturaleza(”las mariposas blancas que ya se despiertan”).
En Tango para la Dársena , hay un amor pleno de misterio, de ternura y sin futuro, como lo son los amores trágicos(“El puerto era un ramito de rosas en cemento”).Sin embargo tal vez el hecho de ser imposible vuelva más precioso ese amor: “Era tan brujo de río tu beso…”. Porque como lo dice el yo lírico profundamente mágico:”No hay amuleto más poderoso /que el perfume de una rosa esquiva”. Este tango conmueve hasta la médula porque tiene la música profunda del amor desolado. Y finalmente, llega, está Ella, pintada en todo su esplendor, como acompañada de las notas de un tango de Piazzola, la Muerte, en ese Tango en Amarillo, donde las crines furiosas avanzan y la tarea es montarlo, “el más brioso, el más caballo, a campo abierto.”. Estos tangos como hemos visto, cumplen con su cometido de poner en pocas líneas toda la vida y la muerte.

En la segundad parte , en cambio,”Suite Rea para el Cacho que dejaste, menos mal”, hay un desagravio femenino, una denuncia de maltrato masculino, que contrasta con el eterno reproche del tango hacia la mujer.Este Cacho “con olor a tetra brick”, “un grande explotador”, no tuvo buen final (“Quedó cachuzo Cachito /cuando al final le eché flit”.). Hay gracia y picardía en los versos dedicados a Cacho, y se advierten las quejas de las mujeres que trabajan y cargan con todas las responsabilidades sin ayuda de su pareja.(“Salí a la calle, busqué conchabo,/compré la carne, las zapatillas,/pagué tus cuentas, el alquiler”). Esta Suite Rea fue inspirada en casos de la vida real con los que la autora tuvo contacto y aunque sea terrible, está escrita con un lenguaje cotidiano que nos incita a que estos versos picantes se nos graben en la memoria.
Para concluir, diré que ambas partes , aunque distintas, representan la corriente filosófica y la canyengue presentes en el tango.

domingo, 14 de febrero de 2010

Alberto Luis Ponzo -Sobre el secreto trabajo

Este libro, en el que Alberto nos entrega los frutos de su “secreto trabajo” constituye un hito en la poesía argentina, un momento único donde se ahonda en el trabajo con la palabra con la experiencia de la labor incesante de años y la consiguiente sabiduría . Hablaré en este comentario sólo de la primera parte del libro, llamada justamente “Sobre el secreto trabajo”, donde el yo lírico se pregunta sobre la relación entre la palabra y lo humano, lo que representan las palabras y adónde nos llevan, el sentido mismo del decir. Ese “seguir lo que queda detrás”, esa búsqueda en la que el camino nunca se detiene “por el don de continuar sobre el papel”, cuando se parte y la aventura del viajero comienza “tomando el cuerpo de un sonido”, ese sonido que vibra “en el único nacer”, es tema del devenir poético. El “secreto trabajo” consistirá en “ser un rastreador” de lo que persiste, de lo ignorado, más allá de la finitud de nuestro tiempo en la tierra, “entre los trazos que dan aire”. La palabra lucha contra la muerte, no sólo desde la búsqueda, sino desde los libros, peor no libros abstractos, sino los queridos, los que han dejado una marca en el alma (“las releídas hojas”). La relación entrañable del hombre con el libro se expresa entrañablemente en estos versos:”los libros miran mis ojos/o mis ojos recorren el olvido/sus andados fragmentos/las ruinosas marcas de los dedos.”
El tiempo está simbolizado por los libros “en un hacinamiento de recuerdos” y se halla preservado en “las añosas cubiertas que fueron mías”, donde brillan “los ojos de la niñez”. Ningún libro electrónico podría entregarnos la palpable vitalidad de un libro verdadero, la energía de quienes transitaron sus páginas.
También en “¿Cambian los tiempos?” advertimos ese “página tras página” en donde cada palabra dice más allá de esta dimensión (“nos reconocemos de hace un instante/mientras cambiamos de ropa”) con su recorrido cíclico (“nada cambia/y se recomponen los sueños”). En el eterno fluir universal, esta palabra es un río que da vida a través de la voz de los textos que derrotan al tiempo ( ”mientras una lámina se ilumina/y en el fondo aún respiramos”).
Sin embargo, más allá de la finitud, la palabra se vive en el aquí y ahora, la vida de uno está indisolublemente unida a los otros, y la palabra vibra en el compromiso y la denuncia ante la injusticia y los sufrimientos del otro.:”ayer al ver el cuerpo desnutrido de un niño/en la ignominia de su abandono/ me he comprometido con su muerte”.
El yo lírico nombra “el inmenso acá” como “uno de los lugares más lejanos que conozco/donde estaré hasta morir”, y reconoce su limitación, la conciencia de ser-en-un-tiempo y un lugar. En este libro despojado y a la vez hondo en símbolos, el hombre se compara con la rama”desprendida de la inmensidad” que en su ser con el otro (“vio juntas a otras ramas/ya no sombrías ni perdidas”) halla “el calor secreto/que recibe del mundo”.
El recuerdo es a veces el “más claro” de los caminos, pintado con una minuciosidad y detalles que lo traen con fuerza a nuestra conciencia:(”un pañuelo en mi bolsillo/con tapas de cerveza y brillantes/bolitas…”).En este camino de regreso a la infancia campean la nostalgia y las voces del barrio (“las casas están deshabitadas””el barrio entero en sus voces se confunde”).
Tampoco sabremos, como pregunta Alberto luego”¿Cuál es la realidad?”, donde el yo lírico profundiza distintas dimensiones en un planteo filosófico de la separación y limitación de las distintas “realidades”, aparentemente absolutas para quien las percibe. Realidades como la belleza (“una mariposa”), la falta de solidaridad y conciencia (“hombres indiferentes”), el recomenzar de la palabra en “el silencio” y el origen del Universo (“alguna flor que ha fundado el universo”). Toda concepción d e la realidad, no obstante, no deja de estar sujeta a la finitud de quien la piensa “en un tiempo que ha huido en busca de respuestas”.
Así, cada momento de la existencia persiste, pese al tiempo, grabado en la conciencia. Esto se advierte en el poema “Encuentros familiares”, donde la presencia de los seres queridos puebla al yo lírico en una gran fiesta interior que nunca cesa (“un gran comedor es como el campo/con aire de árboles frutales/y caminos entre sillas silenciosas”)
Pero es en el poema “Nacimiento” donde la idea del espacio-tiempo nos acosa con una imagen:”la inocente vastedad del mundo/cae sobre el cuerpo”. Se nota el movimiento de la finitud dentro de la infinitud, como un acontecimiento del devenir del Universo. El pasado-presente-futuro se unen en este poema (“el espacio alimenta/y transforma el lugar/que llevará el recuerdo”).En la poesía de Ponzo el recuerdo se torna intensa vida, y también se avizora una cierta predestinación (“una puerta abierta al futuro”) en esa casa que ama (“no dejo de habitarla”).
En síntesis, “El Secreto Trabajo” nos ofrece una búsqueda desde la palabra siempre buceando en lo humano, el compromiso con el otro, la denuncia del “mal paso”. Y esta pregunta retórica que resuena y resonará a través de los siglos:”¿dónde encontrar al ser que en su piel ofrezca la verdad?”

domingo, 17 de enero de 2010

LILIANA MAJIC- MALASANGRE (POEMAS)

SANGRE DE UNIÓN - DIVISIÓN, DE VIDA - MUERTE

En MALASANGRE el lenguaje obra como liberador, se abre, se expande para luego comprimirse, y el yo lírico señala a la sangre como sustancia vital, esencia que entra y sale de los cuerpos para cobrar una dimensión totalizadora(“sangre/miles de millones/de cientos de litros/en la languidez del pasado/fluido/que esperan los muertos/para volver a la vida”).
La sangre se equipara a “vida tácita/circula en las arterias” y toma rumbo propio (“estalla/inunda/asusta”:”la sangre escapó de la aorta/(…)decidió buscar su propia contextura”) y su pérdida desata un lamento(“se llevaron /mi sangre/toda”). Sangre que se iguala al deseo de vivir, a la celebración (“deambula en tus brazos /torrentes / llamas/ por las calles/bailan en/olas púrpura de la energía viajera”), a la fuerza de lo onírico ( “rebelde /tu sangre /que sueña”) y su sensualidad (”tempestad en sus manos/lectura de su piel (…)/ruega por morder mi carne/quiero”).
La sangre y su elemento vital se oponen a: “ausencia falta/vacío nada/mi solución escarlata /se diluye/ninguna tumba”.Porque quien deja de ser habla de “mi esencia/escapa aún/ se pierde /gris/bajo el agua”,Y será el agua la que borra y confiere también el misterio de fluir en el tiempo , y en el otro(”la maravilla del lenguaje se pierde en la piel”), la sincronía que ya se presentía (“tu mirada /en la curvatura del horizonte/donde un trueno/cae definido y abre precipicios/el todo/la nada”)
En la segunda parte del libro , llamada Versos de Asesinato, la víctima y el victimario se confunden(“tomó mi corazón caliente/en último atisbo de voluntad/mordí su boca/ a vivir a vivir/ bebí su sangre”)
Del asesinato individual se pasa al general (“animales feroces trituran/profundas agonías/ huellas en la tierra/miran tus entrañas/muchos frentes para dar batalla”). Y sin embargo, el des-amor se nombrará como la culpa mayor, el dolor más terrible(“como si la noche fuera/culpable/ de tanto amor/que no existe,/de océanos hambrientos y sus habitantes de agua dulce”)
El corazón como símbolo del sentimiento, de lo que bombea la esencia vital, es el frágil, el que peligra(“mi corazón late en tu mano/no sé si vivo/no sé si muero”), el que se arriesga y sufre(“mi corazón latía/impávido/en la palma de la mano homicida/desde adentro/sonaba un llanto confuso”), el que se vuelve multitudinario en su herida(“con navaja abrió en dos al órgano/vivo/aullido/un mar infinito/desató millares de lágrimas”).
También y especialmente, debe destacarse el poema que comienza:“El asesino descansa(…)” y sigue con versos de siniestra belleza: “duerme atado al perfil de la luna/pájaros extraños lo custodian”. Señala el yo lírico la herida del que hiere, la muerte del que mata, con una rotunda imagen:”nada impide ver/siete cicatrices en su sangre”.
En la tercera parte, llamada “Destierro”, la gran ola de imágenes se vuelca hacia la totalidad, la abrumadora presencia del todo o la nada(“plena de nada”), la fuerza de la naturaleza(“la balcánica pasión que brota en cada vegetal”), la sangre y el agua contrapuestas(“la sangre no es agua”). Sin embargo en lo cíclico está el retorno:”todo lo que duerme bajo tierra/vuelve/come/florece/bestias”. Y el amor-odio se transmuta con magia alquímica(“se tocaron/la piel se les transfiguró”(…)”se fusionaron en latido único” y “Las manos asesinas rozaron el blanco cuello.”)Las dos formas de unión, las de la cópula trascendente y la de la víctima-victimario (“mordió en el núcleo mismo de su esencia criminal”) se vuelven parte del mismo juego del universo.
Finalmente la poeta retoma la imagen del primer poema (que sin embargo no está en primera persona del singular), y la sangre o esencia vital se torna yo lírico (”soy savia tácita”), recorrido de las palabras más allá de la voluntad (“impune en mi equilibrio acuoso/que no quiero”) Esta palabra explora las fronteras de la vida y la muerte “y corre”.

martes, 12 de enero de 2010

ELENA EYHEREMENDY. COMENTARIO A ORIGEN. 15/10/09

15 DE OCTUBRE DE 2009.
Grupo A.L.E.G.R.Í.A.. Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano.


Buenas noches a todos. Mi nombre es Elena Eyheremendy y hoy tengo el honor de acompañar a nuestra amiga, la poeta Irene Marks en una nueva presentación de su libro ORIGEN en el ámbito del Grupo A.L.E.G.R.I.A.. Por eso quiero en primer lugar agradecer a la autora, esta prueba de confianza y afecto, que me ha brindado además, como lectora, el placer de ahondar en textos sumamente originales, en los que la voz poética adopta tonos íntimamente consubstanciados con otras antiguas voces aquí evocadas con la fuerza resucitadora de la convicción y en pequeñas escenas de comunión íntima con la naturaleza.

Pero ya lo ha dicho Walter Benjamín a propósito de la obra de arte: “Incluso en la reproducción mejor acabada falta algo: el aquí y ahora de la obra (misma), su existencia irrepetible en el lugar en que se encuentra.” Por eso convinimos con nuestra poeta, que mi participación sería breve, de modo de poder acordar más tiempo a la celebración de la palabra poética misma. Por otra parte, si pensamos que toda crítica puede ser considerada simplemente como una traducción, una interpretación a cargo de un lector dado, también podemos preguntarnos legítimamente con ese eximio hombre de letras que fue W. Benjamín, hasta qué punto el libro ORIGEN de Irene Marks habrá encontrado hoy y aquí al crítico o a la crítica que se merece.

En esta tarea me dejé llevar naturalmente –como en toda experiencia de lectura o de escritura– por la brújula de la intuición y el instinto de aventura, que en gran parte conducen nuestros actos de leer o escribir. Comencé así por lo primero que aparece a la vista al tomar un libro entre las manos: ORIGEN, su título, anunciador como un angelus, nos retrotrae ya a tiempos arcanos, tal vez aquellos donde sólo era el logos, la Palabra, casi confundida, prácticamente indiscernible del acto creador. Y recordamos que la naturaleza era allí bienaventurada aunque muda, dado que sólo el hombre, su huésped, podía nombrarla. Recordamos además la inesperada ironía del Árbol del conocimiento en pleno Paraíso y la presencia inquietante por lo autónoma y subversiva de la Serpiente.

Sí, Irene Marks se vuelve en este libro hacia el Origen pero lo hace –y cito palabras de la autora en el Prólogo– busca(ndo) “revalorizar el significado de la vida en las sociedades primitivas”, en su mayoría destruidas por poderes económicos que las consideraban como una amenaza”. Es con ese fin entonces que nuestra poeta querría ”resucitar rituales perdidos”, renovar experiencias que tuvieron lugar en los albores de otros grupos humanos, para quienes los elementos naturales eran sagrados e inseparables de la vida cotidiana: Este prólogo asoma así como bandera en prosa de un poemario; y en él la autora se vuelve sobre su propia escritura buscando su sentido más hondo, hurgando en su propio misterio. Y ya desde esta primera página, ella señala los lazos cortados con nuestro planeta, nuestra falta de contacto con la naturaleza, a la que contaminamos a mansalva con tal de transformarlo todo en oro o petrodólares.

Porque entre las reivindicaciones de nuestra poeta, la mujer de las cavernas, junto con celtas, mayas, incas o comechingones, se une a los cátaros, a los trovadores provenzales, al mito de la Atlántida, buscando cómo renovar aquella “conexión perdida” y recomendar caminos como la emoción y la memoria, que podrían promover la reincorporación de alguna voz “antigua e imprescindible”, resguardada para siempre en el hemisferio derecho –el “no utilitario”– de nuestro cerebro.

Muy fuerte es también en ORIGEN, otro gran tema anunciado igualmente en el Prólogo de la autora, donde como curioso dato encontramos que este libro ha sido escrito hace 25 años: Una simple cuenta de resta y damos con el año 1984: Para mi enorme sorpresa, en ese momento, hace 14 días, yo tenía en mis manos este libro escrito en 1984 por Irene Marks y sobre mi mesa de trabajo, esperándome, un ejemplar en inglés del libro homónimo de Orwell, que precisamente Irene me acababa de prestar un par de semanas antes. Y naturalmente no paran ahí las fiestas de coincidencias y contrastes:

Todos sabemos que Orwell, en su célebre novela de 1949, ubica la acción en una época a la sazón futura, 1984, buscando quizá pintar en un tiempo sin tiempo, la deshumanización que permanentemente acecha a nuestro mundo, el cual no cesa de dejarse fascinar una y otra vez por multifacéticas técnicas de control e ingerencia en la vida privada de las personas, técnicas de sometimiento y represión, utilizadas por las más crueles dictaduras y los totalitarismos más diversos. Incluso hoy, al tiempo que se nos llena la boca hablando de algún progreso en materia de derechos humanos, a la manera del mejor Big Brother de Orwell, las grandes potencias siguen encontrando nuevos falaces incentivos para seguir promoviendo sus guerras, sin mosquearse ante el escandaloso flujo de miles de personas nomadizadas, emigrantes-desplazados-desarraigados que circulan por el mundo entero “en controlado tránsito” pero de hecho abandonados a su suerte. Siempre a la espera, como Gogo y Didi de Esperando a Godot, en el marco de la bufonería siniestra y extenuada de ese Beckett de 1953. A la espera, repito, de la restitución de sus más elementales derechos avasallados, el derecho al alimento, al trabajo, a la vivienda, a ocupar un lugar en el mundo. Hoy, cuando más de medio siglo ha transcurrido tras la aparición de aquellas epifanías apocalípticas de Orwell y de Beckett o más recientemente La carretera de Cormac McCarthy, inmensas mayorías siguen siendo condenadas a vegetar en la miseria, con sus hijos y sus ancianos, a padecer en cárceles clandestinas, a pulular mendigando en las ciudades, procurando sobrevivir a tan descomunal intemperancia, a tanta temeraria avidez de ganancias. Ilegítimas –señala Irene Marks en su Prólogo– por haber sido conseguidas a expensas de la supervivencia de poblaciones indefensas, que siguen siendo despojadas dentro de un proceso universal de destrucción material y deterioro moral, cuyo programa parece incluir la absoluta depredación de nuestro planeta por el agotamiento de sus recursos.

Justamente, en ORIGEN hay poemas como el titulado “El mundo de los túneles”, que abren la puerta de más contemporáneos Infiernos. Se trata de lugares subterráneos, inferiores donde la voz del poeta es el lazo, el testigo que ha visto ambos mundos. Allí se suceden imágenes de la falta del sol y del aire, de carencia de luz, de cielo. Sólo hay lágrimas, humo, negrura, alimañas y el eco de los gritos de los prisioneros. Aunque no falta la rudimentaria plegaria “a algo que llaman Luna” (estoy citando sus versos): “Madre, Madre, le dicen, envía una marea poderosa para quebrar los túneles.” Leo el último tramo (pág. 24).

Quiero señalar además aquí que yo he tenido mucha suerte en el reparto de dedicatorias: En el último poema, titulado “CALENDARIO – II”, mi epígrafe dice: “En materia de constelaciones / la única verdad es seguir buscando el nombre, Tejedora”, y sus protagonistas son náufragos en situación oscuramente precaria: Hay allí una idea de extravío, de perdimiento en lo temporal como en lo espiritual, una idea de encierro y de asfixia, por lo que al comienzo y al final del poema emergen “periscopios” con algo de orwellianos alzados por los sumergidos (cito) “(que) esper(an) la señal de la vida”.

Lo que dos veces me halaga es que los dos poemas que me han sido dedicados tienen un fuerte sentido social, un reclamo de mayor equidad y una más justa distribución de la riqueza. Leo el poema “MADRE TIERRA” (pág. 36-37), donde mi epígrafe dice: “Pero ¿por qué el hacha siempre roja cae sobre los mismos troncos?”.

La poesía de Irene Marks es –lo digo con sus propias palabras– un lanzarse dejando atrás toda atadura, un viaje cuyo camino no se conoce, pero que está marcado, puesto que en el momento de la escritura, no es el poeta quien decide, no es la vertiente racional de su cerebro. Así, la voz poética se identifica a veces con otras voces, dialoga con ellas, en ese desdoblamiento cismático que compartimos con los interlocutores que nos habitan, el otro ausente, aquel que mora en el mágico espejito, como una voz que arropa nuestra soledad.

Las mallas del poema se tejen aquí con la silvestre levedad de las danzas rituales, con la fuerza y el ritmo de sus repeticiones e invocaciones, con “el presagio del anillo de sangre”, cuando no con la dulzura de ese “ciervo dulcísimo sobre su corazón” (estoy citando elementos de “RAÍZ” y de “TROVADORES – IV”). Por supuesto no faltan en la marmita de nuestra hechicera, peces moribundos ni carne de buey negro. Porque en ésta como en toda genuina poesía “el ángel y el demonio se toman de la mano”. Pero girando en medio del torbellino que genera el poema, Irene Marks sostiene con firmeza la varita heredada sin duda del hada Morgana o alguna otra bondadosa sanadora amiga de Merlín o de sus propios ancestros irlandeses. Sin olvidar que entre las hadas y los brujos protectores de ORIGEN está la poeta Paulina Vinderman, alentando a la autora desde su hermosa contratapa.

Tal es la lana, tal el material de su tejido, con el cual y fiel a los principios surrealistas, Irene sueña y halla en lo onírico los metales preciosos de su canto, ella capta otros mundos e inventa su lenguaje, como en los poemas “EL LATIDO RITUAL“ y “ONGAMIRA: PALABRAS DE LA ROCA”. Irene capta otros zodíacos, otras constelaciones, y sabe cargarse de su energía mágica; luego se pone a soñar y nos habla con el acento extrañado de la premonición y la eficaz certeza de los hechiceros. Leo fragmentos de “TROVADORES – II” (pág. 43): “Lo que me asusta no es perder al trovador, sino perder el sueño / del trovador, sus melodías de tierras inconclusas”. Y más adelante “ oh ya no sé a quién amo si al real o al soñado que / habla con la voz grave de los primeros pétalos caídos, allí donde / aún conserva la dulzura su salvaje vertiente de tréboles al / perderse en la noche.” Y al final: “Mas no sé renunciar al arco iris de su sangre tendido sobre el cielo de almohadas que une al mundo, / ni a su nombre, saeta sin destino, pasajero del tiempo como las / maldiciones como las esperanzas.

La más inverosímil tarea del crítico no es por supuesto la de dar lo comunicable como al hablar de un Prólogo, sino dar aquello intangible que emana de esta escritura que, como dice nuestro querido y venerado Julio Cortázar, ”nos abre el misterio de lo que es mirado desde el otro lado de la realidad cotidiana”. Por eso termino citando de “TROVADORES – V” (pág. 48): “Pero tú no lo sabes, solamente el que viene detrás de ti conoce estas señales, / el que mueve las olas de la noche, / el que llegó flotando en la más alta cresta de la espuma, cuando surgió el diluvio para quitarme el fuego para quitarme el fuego.”

ELENA EYHEREMENDY- 3/04/09.COMENTARIO A ORIGEN-BIBLIOTECA NACIONAL

Buenas noches a todos. Mi nombre es Elena Eyheremendy y hoy tengo el honor de acompañar a nuestra amiga, la poeta Irene Marks en la primera presentación de su libro ORIGEN en el ámbito de la sala Cortázar de nuestra querida Biblioteca Nacional. Por eso quiero en primer lugar agradecer a la autora, esta prueba de confianza y afecto, que me ha brindado además, como lectora, el placer de ahondar en textos sumamente originales, en los que la voz poética adopta tonos íntimamente consubstanciados con otras antiguas voces aquí evocadas con la fuerza resucitadora de la convicción y en pequeñas escenas de comunión íntima con la naturaleza.

Pero ya lo ha dicho Walter Benjamín a propósito de la obra de arte: “Incluso en la reproducción mejor acabada falta algo: el aquí y ahora de la obra (misma), su existencia irrepetible en el lugar en que se encuentra.” Por eso convinimos con nuestra poeta, que mi participación sería breve, de modo de poder acordar más tiempo a la celebración de la palabra poética misma. Por otra parte, si pensamos que toda crítica puede ser considerada simplemente como una traducción, una interpretación a cargo de un lector dado, también podemos preguntarnos legítimamente con ese eximio hombre de letras que fue W. Benjamín, hasta qué punto el libro ORIGEN de Irene Marks habrá encontrado hoy y aquí al crítico o a la crítica que se merece.

En esta tarea me dejé llevar naturalmente –como en toda experiencia de lectura o de escritura– por la brújula de la intuición y el instinto de aventura, que en gran parte conducen nuestros actos de leer o escribir. Comencé así por lo primero que aparece a la vista al tomar un libro entre las manos: ORIGEN, su título, anunciador como un angelus, nos retrotrae ya a tiempos arcanos, tal vez aquellos donde sólo era el logos, la Palabra, casi confundida, prácticamente indiscernible del acto creador. Y recordamos que la naturaleza era allí bienaventurada aunque muda, dado que sólo el hombre, su huésped, podía nombrarla. Recordamos además la inesperada ironía del Árbol del conocimiento en pleno Paraíso y la presencia inquietante por lo autónoma y subversiva de la Serpiente.

Sí, Irene Marks se vuelve en este libro hacia el Origen pero lo hace –y cito palabras de la autora en el Prólogo– busca(ndo) “revalorizar el significado de la vida en las sociedades primitivas”, en su mayoría destruidas por poderes económicos que las consideraban como una amenaza”. Es con ese fin entonces que nuestra poeta querría ”resucitar rituales perdidos”, renovar experiencias que tuvieron lugar en los albores de otros grupos humanos, para quienes los elementos naturales eran sagrados e inseparables de la vida cotidiana. Este prólogo asoma así como bandera en prosa de un poemario; y en él la autora se vuelve sobre su propia escritura buscando su sentido más hondo, hurgando en su propio misterio. Y ya desde esta primera página, ella señala los lazos cortados con nuestro planeta, nuestra falta de contacto con la naturaleza, a la que contaminamos a mansalva con tal de transformarlo todo en oro o petrodólares.

Porque entre las reivindicaciones de nuestra poeta, la mujer de las cavernas, junto con celtas, mayas, incas o comechingones, se une a los cátaros, a los trovadores provenzales, al mito de la Atlántida, buscando cómo renovar aquella “conexión perdida” y recomendar caminos como la emoción y la memoria, que podrían promover la reincorporación de alguna voz “antigua e imprescindible”, resguardada para siempre en el hemisferio derecho –el “no utilitario”– de nuestro cerebro.

Muy fuerte es también en ORIGEN, otro gran tema anunciado igualmente en el Prólogo de la autora, donde como curioso dato encontramos que este libro ha sido escrito hace 25 años: Una simple cuenta de resta y damos con el año 1984. Para mi enorme sorpresa, en ese momento, hace 14 días, yo tenía en mis manos este libro escrito en 1984 por Irene Marks y sobre mi mesa de trabajo, esperándome, un ejemplar en inglés del libro homónimo de Orwell, que precisamente Irene me acababa de prestar un par de semanas antes. Y naturalmente no paran ahí las fiestas de coincidencias y contrastes:

Todos sabemos que Orwell, en su célebre novela de 1949, ubica la acción en una época a la sazón futura, 1984, buscando quizá pintar en un tiempo sin tiempo, la deshumanización que permanentemente acecha a nuestro mundo, el cual no cesa de dejarse fascinar una y otra vez por multifacéticas técnicas de control e ingerencia en la vida privada de las personas, técnicas de sometimiento y represión, utilizadas por las más crueles dictaduras y los totalitarismos más diversos. Incluso hoy, al tiempo que se nos llena la boca hablando de algún progreso en materia de derechos humanos, a la manera del mejor Big Brother de Orwell, las grandes potencias siguen encontrando nuevos falaces incentivos para seguir promoviendo sus guerras, sin mosquearse ante el escandaloso flujo de miles de personas nomadizadas, emigrantes-desplazados-desarraigados que circulan por el mundo entero “en controlado tránsito”, pero de hecho abandonados a su suerte. Siempre a la espera, como Gogo y Didi de Esperando a Godot, en el marco de la bufonería siniestra y extenuada de ese Beckett de 1953. A la espera, repito, de la restitución de sus más elementales derechos avasallados, el derecho al alimento, al trabajo, a la vivienda, a ocupar un lugar en el mundo. Hoy, cuando más de medio siglo ha transcurrido tras la aparición de aquellas epifanías apocalípticas de Orwell y de Beckett o más recientemente La carretera de Cormac McCarthy, inmensas mayorías siguen siendo condenadas a vegetar en la miseria, con sus hijos y sus ancianos, a padecer en cárceles clandestinas, a pulular mendigando en las ciudades, procurando sobrevivir a tan descomunal intemperancia, a tanta temeraria avidez de ganancias. Ilegítimas –señala Irene Marks en su Prólogo– por haber sido conseguidas a expensas de la supervivencia de poblaciones indefensas, que siguen siendo despojadas dentro de un proceso universal de destrucción material y deterioro moral, cuyo programa parece incluir la absoluta depredación de nuestro planeta por el agotamiento de sus recursos.

Justamente, en ORIGEN hay poemas como el titulado “El mundo de los túneles”, que abren la puerta de más contemporáneos Infiernos. Se trata de lugares subterráneos, inferiores donde la voz del poeta es el lazo, el testigo que ha visto ambos mundos. Allí se suceden imágenes de la falta del sol y del aire, de carencia de luz, de cielo. Sólo hay lágrimas, humo, negrura, alimañas y el eco de los gritos de los prisioneros. Aunque no falta la rudimentaria plegaria “a algo que llaman Luna” (estoy citando sus versos): “Madre, Madre, le dicen, envía una marea poderosa para quebrar los túneles.” Leo el último tramo (pág. 24).

Quiero señalar además aquí que yo he tenido mucha suerte en el reparto de dedicatorias: En el último poema, titulado “CALENDARIO – II”, mi epígrafe dice: “En materia de constelaciones / la única verdad es seguir buscando el nombre, Tejedora”, y sus protagonistas son náufragos en situación oscuramente precaria: Hay allí una idea de extravío, de perdimiento en lo temporal como en lo espiritual, una idea de encierro y de asfixia, por lo que al comienzo y al final del poema emergen “periscopios” con algo de orwellianos alzados por los sumergidos (cito) “(que) esper(an) la señal de la vida”.

Lo que dos veces me halaga es que los dos poemas que me han sido dedicados tienen un fuerte sentido social, un reclamo de mayor equidad y una más justa distribución de la riqueza. Leo el poema “MADRE TIERRA” (pág. 36-37), donde mi epígrafe dice: “Pero ¿por qué el hacha siempre roja cae sobre los mismos troncos?”.
La poesía de Irene Marks es –lo digo con sus propias palabras– un lanzarse dejando atrás toda atadura, un viaje cuyo camino no se conoce, pero que está marcado, puesto que en el momento de la escritura, no es el poeta quien decide, no es la vertiente racional de su cerebro. Así, la voz poética se identifica a veces con otras voces, dialoga con ellas, en ese desdoblamiento cismático que compartimos con los interlocutores que nos habitan, el otro ausente, aquel que mora en el mágico espejito, como una voz que arropa nuestra soledad.

Las mallas del poema se tejen aquí con la silvestre levedad de las danzas rituales, con la fuerza y el ritmo de sus repeticiones e invocaciones, con “el presagio del anillo de sangre”, cuando no con la dulzura de ese “ciervo dulcísimo sobre su corazón” (estoy citando elementos de “RAÍZ” y de “TROVADORES – IV”). Por supuesto no faltan en la marmita de nuestra hechicera, peces moribundos ni carne de buey negro. Porque en ésta como en toda genuina poesía “el ángel y el demonio se toman de la mano”. Pero girando en medio del torbellino que genera el poema, Irene Marks sostiene con firmeza la varita heredada sin duda del hada Morgana o alguna otra bondadosa sanadora amiga de Merlín o de sus propios ancestros irlandeses. Sin olvidar que entre las hadas y los brujos protectores de ORIGEN está la poeta Paulina Vinderman, alentando a la autora desde su hermosa contratapa.

Tal es la lana, tal el material de su tejido, con el cual y fiel a los principios surrealistas, Irene sueña y halla en lo onírico los metales preciosos de su canto, ella capta otros mundos e inventa su lenguaje, como en los poemas “EL LATIDO RITUAL“ y “ONGAMIRA: PALABRAS DE LA ROCA”. Irene capta otros zodíacos, otras constelaciones, y sabe cargarse de su energía mágica; luego se pone a soñar y nos habla con el acento extrañado de la premonición y la eficaz certeza de los hechiceros. Leo fragmentos de “TROVADORES – II” (pág. 43): “Lo que me asusta no es perder al trovador, sino perder el sueño / del trovador, sus melodías de tierras inconclusas”. Y más adelante “ oh ya no sé a quién amo si al real o al soñado que / habla con la voz grave de los primeros pétalos caídos, allí donde / aún conserva la dulzura su salvaje vertiente de tréboles al / perderse en la noche.” Y al final: “Mas no sé renunciar al arco iris de su sangre tendido sobre el cielo de almohadas que une al mundo, / ni a su nombre, saeta sin destino, pasajero del tiempo como las / maldiciones como las esperanzas.

La más inverosímil tarea del crítico no es por supuesto la de dar lo comunicable como al hablar de un Prólogo, sino dar aquello intangible que emana de esta escritura que, como dice nuestro querido y venerado Julio Cortázar, ”nos abre el misterio de lo que es mirado desde el otro lado de la realidad cotidiana”. Por eso termino citando de “TROVADORES – V” (pág. 48): “Pero tú no lo sabes, solamente el que viene detrás de ti conoce estas señales, / el que mueve las olas de la noche, / el que llegó flotando en la más alta cresta de la espuma, cuando surgió el diluvio para quitarme el fuego para quitarme el fuego.”

Posdata: Esperamos haber traído suficientes ejemplares del libro para que cada uno de Vds. pueda llevarse un ejemplar firmado por la autora.

lunes, 11 de enero de 2010

EDGARDO GUGLIERMETTI- INTERROGANTES

La tragicomedia de vivir

En Interrogantes, Edgardo nos hace ver su abismo, su relámpago de dolor por momentos apocalíptico “en los miserables días que quedan, hablo”, con una escalofriante lucidez que se burla de los monstruos sagrados (“Calandria sarcástica/que brota a orillas de un arroyuelo/entre maracas”) y con un humor punzante pero también fresco y muy porteño: “Pobre vampiresa, se salió de su sombra, /Del mural de la sangre. Se fue por las calles con las piernas anudadas. /Dijo ¡adiós patio mío!”
La mirada herida no se detiene ante lo macabro, sino que nombrándolo le restituye su lugar, su derecho a ser “Entre mordeduras palabra fiel inocente/algo sucio bello pertenencia de otro mundo aquí aquí no/ allá mordedura escarlata”. Sin embargo, la infinita nostalgia, el camino que rinde sus homenajes a cada pisada que en él se grabó y le duele recordar, se expresa con fuerza en imágenes:”Un glaciar a punto de estrellarse, una madera tallada/Cuerpo cimbreante con una chinchilla en la cabeza/ con un adagio para la última rosa”.
Pese al sarcasmo, el llanto es abierto (“Cómo atravesar la obstinada región del miedo / con la belleza muerta en brazos”), porque hay un horizonte perdido (“Así se va vaciando el porvenir/ así los obstáculos trozan alas”.)Y hay otras máscaras del dolor que no se olvidan, las que la sociedad impone a los transgresores (“Debajo del camafeo la humillación en los hospitales”;”Me arrastran por el hall en continua secuencia/un revólver en el estómago”) y como contrapartida el frenesí que intenta negar su condición penosa, no recordar lo transitorio (“Me pinto la cara para hipnotizar y danzo/ me dibujo en la pared para hipnotizarme”). Y lo humano, la valoración de lo solidario y la denuncia ante la indiferencia (“¿Nadie oyó gritar a la señorita Alma Winemiller?/En el reñidero, picotazos de gallo a gallo, / un chorro de sangre bañó su vestido transparente”)
En esta búsqueda de sentido a través del cuerpo (“¿un puente entre dos vidas/dos vidas que cerrojan el puente?”…”el sexo borrachera del ingenuo paraíso”) y más allá del cuerpo (“en otro sitio la vida fue tuya/aunque los umbrales dijeran otra cosa” “corazón de lapislázuli bajo tu cuerpo/sostenido por malabaristas”), hay por momentos la conciencia del abandono, el infinito deseo del retorno al origen, al Bosque, que es la madre,(“¿El bosque es el cuerpo de una madre?/¿Una madre es la memoria de un retrato?/Madre y bosque caminan juntos”) porque ya se sabe que “Dando vueltas por la calesita del asombro/ensombrecido”…se comprende que “las calesitas también son jaulas
En este viaje intrincado entre el adentro y el afuera, entre el bosque y “la belleza cruel, sacudida por demonios” ,hay un entregarse a lo irremediable: ”Ya no sé esconderme. El miedo corría con zancos, no sabía/qué decirle” y “¿Quién pasa de perseguidor a perseguido?” El yo lírico se expande en un clima de búsqueda onírica y a la vez anuncia la terrible belleza del último poema, donde cae la lluvia en un clima de realismo mágico donde se unen Antonin Artaud y Stefan Zweig, los frutos y pájaros tropicales, la fiebre y el alcohol con el “siempre llueve fatalmente desde ahora”.

viernes, 1 de enero de 2010

GUSTAVO TISOCCO : Desde todos los costados

En este libro, como su nombre lo indica, el yo lírico se sumerge entero en la poesía, y emerge en la más absoluta desnudez, la de lo recóndito, lo externo-interno.(“El poeta /es el gusano/horadando la manzana/hasta engullirla”). Moramos aquí en lo pasado-presente, la nostalgia que es dolor y fue alegría, la denuncia social. Hay diversos niveles de lectura, “costados de adentro” y de afuera.
Los poemas, que en su mayoría no llevan título, muestran una temática definida que además se ahonda en sugerencias y remite a otras dimensiones. El mensaje, no obstante, se comunica en forma directa: lo sentimos porque se emite con claridad desde un mundo de visibilización y animización de todo lo viviente, desde una conciencia de la energía que late en las rocas (“una piedra / y todo el tiempo que fue”), los animales (“la inocencia transpira/animales enjaulados”), la naturaleza (“una gota de río/la caricia del sauce”) y también en el otro (“No sé /si hay grandes poetas,/sí grandes identificaciones.”).Con el otro el poeta anuda su lazo magnético al compartir-nos profundas vivencias y hacernos partícipes de su mirada que hurga en lo que duele y para la que no existe el grotesco, sino lo humano.
En el poema Para escribir un poema de veinte hectáreas, al que le pondría por título Arte Poética, advertimos la enumeración de los elementos que componen su poesía y afortunadamente, no se busca distraernos con fuegos artificiales ni juegos de palabras. La simple enumeración produce el efecto de dardos musicales que dan en el blanco hasta que el mismo blanco desaparece y se crea un nueve orden el de “Todos los costados”, liberación de formas estériles. Quien canta no piensa al hacerlo en su voz, simplemente fluye con la corriente poética(“Dejarse llevar como una veleta”) que nos lleva a donde habla el corazón (”Que tenemos un país herido no debo olvidar”).
La infancia, tratada con gran ternura, cuando es la propia , se vincula con la magia del pueblo natal, la presencia del río, el misterio del “niño de rizos azules” que acecha desde la leyenda, el abuelo contador de historias de piratas y la ausencia del hermano amado , que se evoca en los juegos compartidos. El poeta logra conservar la mirada de la infancia, la vuelca en sus palabras (“trepar la planta de nísperos…Sólo guardo/mi corazón amarillo/que me salva”). También se habla con frescura del despertar sexual (“buscaba el roce/del niño aquel/mi caballero”), conservándose la valentía y la fuerza de lo que nace (“transitas la osadía de vivir entre huracanes”).
Hay asimismo una conciencia del devenir del ser a través de los tiempos, donde la reencarnación asoma, no ya como tema, sino como recuerdo que golpea (”Esa mujer que me observa desde el cuadro/he sido yo”). Sin embargo, el yo lírico se define como pura esencia, como el que se niega a perder la mirada auténtica de la infancia (”soy el triste vagabundo/que perece en los hielos”).

Y llegamos al ámbito social, el costado de afuera, donde el yo lírico penetra en los pozos de la alienación (“ya en el hormiguero/no puedo escapar”). En su denuncia, hay una profunda advertencia y crítica de la hipocresía (¿De qué sirve ahora acariciar al muerto?/Si antes pidió pan,/un abrigo,/que manifestemos por su ausencia,/que gritemos su nombre”; “Siete años tardamos en escuchar los gritos”) y la indiferencia (“los vecinos quedamos sordos/- o quisimos serlo / y nunca más escuchamos nada”).Ante todo, su alegato apunta a la individualización de los que sufren, a la importancia de lo humano (“Volver atrás y no ser número”). La valorización de lo sencillo, lo esencial, nos golpea (“Bello arte el de amar/entregar lo que se pueda”) porque lo conmovedor está en el heroísmo cotidiano de quienes viven para el otro (”Tu hijo te aguarda de noche,/ tu pan lo transforma en príncipe”). También la unión totalizadora del amor de pareja, expresada magistralmente en el poema “A Sergio”( “y me hechizas inmortalizándome”) y su intensidad que es lo más parecido a lo eterno.
En síntesis, un libro de energía liberadora (“Gritar,/dejar salir al lobo/ y retornar al silencio.”), una palabra dolorosamente viva, escrita con sangre , como él lo dice claramente (“Gota a gota/ iré aflorando sangre”)