viernes, 21 de mayo de 2010

DIEGO MARE

COPLILLAS DE LA PATRIA GRANDE
IV
¡Que venga a cantar la copla
donde se encarna la Patria,
que cantando va saliendo
la lumbre amada del alba!

Cruz del Sur y las Marías,
candelas de la ancha pampa,
resplandezcan en la noche...
¡Preludios de la Gran Patria!

¡Velay que mi tierra canta!
...El sol la escucha trovar.
¡No hay copla como la suya
que en el alma anide más!

Tiene la copla las alas
que la Patria le dotó
para que los sureños
la canten con viva voz.

La voz una sola copla
vibrando en la eternidad.
Yo la canto por ahora,
otros la habrán de cantar:

Patria más enceguecida
en odios y en dualidad...
¡Si sos una sola pieza
en pedazos no serás!

Los hermanos sean unidos
cantó tu payador leal.
Sólo nos queda el destino...
¡Y en el pueblo encarnará!

domingo, 9 de mayo de 2010

PABLO SOLÍS

Editorial programa 28 Radio Uritôrkidas
El grupo se encontró debajo de la enramada, y de allí fue caminando lentamente hacia la cueva. No iban tristes porque sabían que la acción comunitaria que iban a realizar, era justa y necesaria. Antes de tomar la bebida que los llevaría al otro mundo se despidieron de aquella tierra que durante tanto tiempo, generación tras generación les había dado abrigo. Entonces el abuelo, el chamán, el brujo, dijo las palabras finales, las últimas palabras: Durante muchos pero muchos siglos nuestro pueblo vivió en estas infinitas montañas. Hace poco vimos que el sol marcaba nuestro retorno al otro mundo porque nos habló de lo que venía de lejos, y era esa lejanía, oscuridad. Los caciques del norte y del sur intentaron convencernos de que cuando el extranjero llegara sería necesario luchar. Nosotros no creemos en extranjeros, todos somos lo mismo, hijos del cielo y de la tierra.
Al mirar el horizonte entendemos que un ciclo ha terminado para nuestra raza. La tradición explica que cuando algo llega a su fin inútil es hacerle resistencia. Por eso la mundanal división que quieren hacer nuestros caciques es absurda. No somos ni valientes ni cobardes, somos mucho más que humanos y vivimos para algo más que comer y procrear. Por eso es hoy este día y por eso es, las últimas palabras. A partir de mañana este mundo comenzará a ser aniquilado por aquellos que creen habernos conquistado, nuestros caciques serán muertos, nuestros reyes asesinados y nuestra sabiduría transformada en folclórica mercancía que se venderá repetidamente en el circuito de las fantasías de los hombres. A partir de mañana cuando no estemos aquí comenzará un mundo nuevo que estará condenado también a desaparecer, porque su creación fue producto de la violencia y la irrespetuosidad hacia aquello que nos dio la vida. Este mundo nuevo será un mundo de máquinas y de colores brillantes que se alejará del sol y de la tierra. Hasta aquí llegó hoy nuestra vida terrestre, en un rato nomás regresaremos a nuestro mundo intermedio para permanecer en él hasta que los que ahora nos matan se cansen de jugar a la conquista, se cansen de comprar y de vender. Entonces volveremos, cuando no existan las palabras y el mundo sea un hueco acunado por todos. Volveremos con un granito de tierra roja y una semilla amarilla. Hoy es el último día y hoy es, las últimas palabras.
Y todos, niños, ancianos y ancianas, jóvenes y adultos levantaron sus vasijas y bebieron el elixir. Así se vio desaparecer a Pie de Bisonte, a Ojo de Águila, a Roca Seca, a Arroyo Saltarín, a Miel de Abeja, a Colibrí, a Sol, a Luna. Y con esos nombres que se fueron, desaparecieron también las cualidades sagradas de la naturaleza: el sol, la luna, el arroyo, la abeja perdieron algo de sacralidad y se hicieron más mundanos.
Así fue como partió la tribu entera. Así fue como emigraron hacia el otro mundo. Algunos dicen que fue este día el 11 de octubre, otros dicen que fue después, o un siglo antes de 1492.
La fecha exacta no interesa. Los arqueólogos mandados por los gobiernos de los países que investigan huesos para corroborar la existencia de una u otra cultura, no encontraron ni una calavera en la cueva. Sólo hay viento y polvo y un sonido suave que se filtra entre las rocas y que parece repetir una mántrica canción: No hay prisa para las edades...Los hombres somos eternos...No hay América, ni tierra, ni propiedades, ni vencedores, ni vencidos...Hay un sonido firme y azul que se levanta y permanece...El sonido firme y azul de un pueblo que canta con el agua...Que crece con los árboles ...Que baila con el viento....Cuando todo esto que es una cosa se termine, volverá la lluvia y la primavera...Mientras tanto escuchad estas palabras: No hay prisa para las edades…
Escrito por Pablo Solís, que reside en Capilla del Monte, Córdoba, Argentina

viernes, 30 de abril de 2010

VIRGINIA SEGRET .COMENTARIO sobre ORIGEN de Irene Marks

Origen es un libro que excede tu comentario de las primeras páginas.

Decís que querés resucitar el ritual perdido, que querés “desbarbarizar” lo que, en realidad –y lo sabemos bien nosotras- nunca fue bárbaro, que querés revalorizar las fuerzas de la naturaleza como elemento sagrado.
Todo esto es cierto, estoy de acuerdo y convengo también con vos en que es así, debe ser así. Sin embargo, hay algunos “pluses” en tu libro que tu prólogo no contempla.

Origen es un libro de amor que recorre los tiempos desde el más remoto principio nuestro, pero no en una sucesión de hechos, no en una línea temporal (lo que de ninguna manera sería necesario, claramente) sino que cada poema, desde el primero, conlleva lo que mencionás en tu prólogo y una denuncia bien actual, implícita, de lo que los hombres de hoy, los verdaderos bárbaros, podemos llevar a cabo en términos de destrucción, de desprecio, de maldad conciente o de ignorancia.

Y algo de esto ya hay en el poema inaugural: “¿cuándo haremos brillar nuestras mitades dolidas y resecas, los coágulos que tiemblan y amenazan a veces con partirnos los párpados?”
En el estado en que hoy está el mundo, ardiendo en ira descontrolada, en odios acendrados e infundados, el mundo entero batiéndose por nada (el poder, el dinero, son nada, estoy convencidísima), ¡cómo no sentir que nuestra propia sangre se nos coagula en los ojos! En lo personal, a mí los párpados se me agrietan diariamente; a veces, hasta se me parten (mucho tiene que ver esto con mi trabajo: el contacto con tantos chicos me lleva a saber historias de vida que no debieran suceder).
Por otra parte, aquellos que estaban “en las cavernas subterráneas del miedo” sobrevivieron gracias al conocimiento que poco a poco fueron tomando del mundo. Por eso, por esta cuestión tuya –y mía- de tratar de reencontrarnos con el origen, creo que no es demasiado gratuito de mi parte hacer las asociaciones que te cuento arriba.
Como verás, tu libro da para repensar unas cuantas cosas.

La búsqueda del origen, el encuentro con nuestra esencia, se imponen. Claro que jamás podría yo pensar que se trata de un volver retrógrado y, por lo tanto, reaccionario. Mi mirada con relación a este tema es política, no puede ser de otra manera. Por otra parte, este asunto plantea también un problema, porque yo no sé cómo se podría dejar atrás el logos griego que nos ha marcado a fuego durante 2600 años. Quizá ya no es posible; quizá ya somos otros…

La Fábula cósmica: esta cosmogonía tuya, --que recuerda una perdida edad de oro y por eso tiene ese tinte melancólico—me hizo recordar textos precolombinos, sobre todo al Popol Vuh. El poema VIII, con sus anáforas y paralelismos, con sus repeticiones, con ese aire de letanía que tiene, es un muy bello cierre. Y claro que los Dioses del Dolor avanzan porque temen. Es el signo de nuestro tiempo.

Me gustó muchísimo el poema Entonces (pág. 19). Lográs en este texto el claroscuro de un cuadro barroco. El verso “Y es de noche en la mitad de mí” es un hallazgo: es el cuerpo físico de la mujer semi iluminado por el fuego (fuego calor de hogar; hogar-caverna; fuego primordial; fuego del contraluz; una mitad desaparece en la sombra) y es el interior de la mujer, enigmático. Mujer caverna.
La caverna es el espacio del abrigo y la seguridad, la matriz, pero también y paradójicamente, el lugar del miedo.
Es un hermosísimo poema de amor.

En realidad, la mujer es una presencia permanente en el libro. La figura masculina apenas si se soslaya, queda opacada por su fuerza misteriosa y ancestral.
La mujer es el Mundo primigenio, mítico, de oscuridad, de estos poemas. La mujer es la guerrera omnipresente, y lleva en sí la oscuridad, la noche y, por lo tanto, la muerte. Asesina para sobrevivir. Pero también es mensajera, (A la sombra de la piedra vestal, pág 29), y es vientre, o sea generadora de la Vida (el agua me resulta aquí un símbolo bisémico: agua-vida; agua-muerte (aquí recuerdo las poemas de Lorca en donde es el agua la anunciadora de la desgracia sin vueltas atrás). Y creo que me avala un verso muy compacto: “Porque Muerte habitamos, somos Vida” (Trovadores III, pág. 45).
El poema de la página 21 es bellísimo también. Hay un cuento de Cortázar, La noche boca arriba, un clásico, que siempre me inquietó. Tu poema me llevó a este relato. No se trata exactamente de un sacrificio pero algo que ver con esto tiene. Es difícil explicar la sensación de incertidumbre, de angustia, que me trae tu poema. Tantas veces pensé en qué habrán sentido nuestros remotos antepasados, en este continente desaforado donde habitamos, ante la muerte…

Vuelvo a tu cosmogonía.
Das nacimiento a dioses, diosas, y a una estirpe humana ancestral pero nueva, en una geografía que es América pero no, porque es un mundo mítico que aúna lo muy antiguo americano con el hombre de hoy, de acá y de cualquier otro sitio. Es un mundo brutal de hostigamiento y terrores. La luz es una presencia, siempre, pero apenas, y no puede dominar a las sombras.
Nuestros antepasados americanos adoraban al Sol. Su luz es siempre una esperanza (pág 29).

Me he detenido largamente en la lectura de Conjuro (pág. 30), otro poema que me gustó muchísimo. Se invoca lo que no está presente, lo que no debería faltar pero falta. Los cuatro últimos versos son un final tan tremendo como cierto.

De todos los poemas de tu libro, el que más me gustó es Lejos (pág. 50). Cualquier cosa que diga al respecto, sería malograrlo. Es un poema perfecto.

Finalmente, reflexiono: si éste es nuestro mundo y si venimos –como es que venimos- de habitarlo arrastrando, desde los tiempos del mito, los terrores, la oscuridad, la negrura, ¿qué otra cosa nos queda de ahora en más sino seguir alimentando el fuego de estas nuevas hogueras?

“A veces el llamado renace:
Hay un tambor con ecos infinitos
….

“Este grito es la llave que atraviesa los siglos con los labios
sellados
….
“Porque Muerte habitamos, somos Vida,
….
(páginas 28, 30 y 45 de Orígenes)

Leer tu libro fue entrar en el placer y activar el pensamiento.
Si querés copiar algo de todo esto que escribí en tu blog, demás está aclarar que podés hacerlo.

domingo, 28 de marzo de 2010

JOSÉ ANTONIO CEDRÓN - POEMAS

No hubo lucha de clases cuando dimos batalla
sólo daños menores en la mampostería
cuyos antecedentes no pueden atribuirnos
fallas de construcción en el armado del cielo
incontrolables nubes y neblina constante
durante el acarreo de la luz.
Rasguños en la piel también menores
cansancio en la energía de los astros
que dieron de morder.
Sí algo de lava y polvo que escaparon
por las escaleras de emergencia
que no sería honesto negar aquí.
Caricias que acabaron despertando combate.
El roce de la carne con los filos del tiempo.
Me deslicé en tu cuerpo como por esos pueblos
que después de sus calles el desierto.
No te besé la espalda ni las piernas
para que la tormenta
no entrara en tu equipaje.
Ahora, con más calma, mirando
por los ojos de huellas y testigos
¿qué margen le darías a este temblor
en la escala de Richter?


José Antonio Cedrón
(del libro ACTAS)


Entre los jeroglíficos hallados en tu almohada
enfrentarás la mueca de los días.
La distancia idealiza.
El sueño solamente demora esa costumbre.
Las miradas de entonces
no quieren saber nada.
La mano que aún extrañas acostumbró su piel
al paso de tu ausencia.

José Antonio Cedrón
(del libro ACTAS)


Eres el inquilino de que fuiste
la presencia indudable de la ausencia.
Han cambiado la mesa de lugar
las llaves de la casa, platos, algunos vasos
(cosa pequeñas que advierte al memoria).
Encuentras las costumbres
el vaivén de una lámpara en el mismo rincón
y también las cortinas que sobrevivirán
a los que conservaron todo.
Y misteriosamente buscas en los cajones
o sobre los fragmentos, alguna identidad
posible.

José Antonio Cedrón
(de Vidario)

Cuando el cuerpo no podía
quedaba horizontal y la carga ignorada.
Aún pasado el invierno no había cómo quitar
las manchas de alcanfor que marcaron el pecho
buscaban adelante, hacia atrás, en los lados
y el cuerpo estaba adentro.
Fue cuando me trataron de la respiración
y era cosa del aire.

José Antonio Cedrón

viernes, 12 de marzo de 2010

ANALÍA PASCANER - LA NOTICIA



Decidí no hablar con mis amigas. Acaso… ¿soluciono algo con comentarlo? Ayer me enteré y guardé la noticia muy dentro mío. Cada palabra me envolvió de tristeza y quitó los colores a mis diminutos pétalos. No… ¿para qué decirlo ahora? Mejor callo, prefiero verlas felices.
El sol baña todo el jardín en esta mañana fresca. Mis amigas ya están jugando con el viento: los alelíes de la parte más baja del tallo se ponen firmes para que los más altos se hamaquen con la brisa y hagan cosquillas a las rosas. ¡Y se divierten tanto cuando las hacen enojar!
Y las rosas… dueñas absolutas del jardín. Siempre orondas, nos miran desde arriba, se jactan que a ellas sí las cuidan, las acarician con amor, las protegen con veneno, sienten su aroma, las podan meticulosamente, las observan a diario, cortan algunos pimpollos para lucirlos sobre la mesa del comedor.
En cambio a nosotras… si a veces creo que ni siquiera saben que existimos. Nosotras somos insignificantes para la señora Emilia, quien siempre expresa: “Menos mal que el tallo es largo y hay varios alhelíes, pues uno solo no vale nada”. A pesar de sus crueles palabras, yo siento que valgo mucho, lo mismo cada una de mis amigas. Sin embargo ayer comprobé que la señora sabe muy bien que existimos, tanto lo sabe que ya no existiremos más.
Ayer la noticia me destrozó el corazón, me arrancó las ilusiones de crecer frente a las margaritas, quienes siempre se inclinan hacia nosotras con gesto amable, nos muestran su radiante corazón amarillo y nos saludan con sus finos pétalos. Ya no creceremos junto al lapacho, cuya sombra nos mantiene a salvo del lacerante sol y cuyas flores nos sonríen hacia fines de cada invierno.
-Dale, Lely ¡ponete a jugar con nosotras! Hoy las rosas se están enojando más que nunca. Jajaja. Dale… vení… apurate…
Hoy no tengo deseos de jugar con el viento. Hoy estoy somnolienta. Anoche la luna acompañó mi angustioso desvelo. Miraba descansar a mis amigas y pensaba la mejor forma de contarles la noticia sin que sufrieran, en especial las flores más jóvenes. Ellas no entienden bien… las más viejas sabemos que algún día nos podarán o nos desprenderemos del tallo, pero nos vamos con el regocijo de saber que otras flores más sanas y más fuertes nos reemplazarán. Sin embargo ya no habrá alhelíes sanos y fuertes en el futuro, ya no habrá alhelíes siquiera.
Ayer al atardecer, cuando mis amigas se saludaban antes de irse a reposar, escuché al jardinero preguntarle a la señora Emilia si estaba segura que quería sacar las plantas de alhelíes de raíz. En ese momento cerré mis ojos deseando escuchar un “no”, y la señora Emilia fue terminante al responder:
-Deje solamente las rosas, don Ramón, saque todos los alhelíes del jardín el próximo sábado.
Miré a todas mis amigas, algunas ya dormían, otras, perezosas, se secaban las gotas de la lluvia del regador, otras secreteaban, ninguna pareció escuchar nada. Durante la noche, observando a una por una de ellas, recordé en silencio cada momento compartido, cada juego inventado, cada votación para decidir a quién le tocaba hacer cosquillas a las rosas. Anoche la luna me acompañó en el recuerdo de mi vida junto a ellas.
No… hoy prefiero no comentar nada a mis amigas. Prefiero observar cómo se divierten con la brisa y las rosas, permitiendo que el viento las mueva de aquí hacia allá constantemente, escuchando sus risas alegres y despreocupadas.
Hoy no tengo deseos de jugar. Hoy estoy somnolienta. Una extraña fuerza me retiene inmóvil. Mis pétalos ceden lentamente al sueño. Quién sabe si volveré a abrirlos alguna otra vez…
¿Ya será sábado?

martes, 9 de marzo de 2010

IGNACIO GIANCASPRO - ZULMA DE MARCO


Publico la poesía de Ignacio Giancaspro junto con la pintura de Zulma de Marco.



ETRUSCO SOY


Etrusco soy
… y Griego
gotas de árabe tal vez
perjuicio y regalo de abuelas violadas
lo dice mi tez
lo gritan mis ojos y mi perfil
mi ademán y mi orgullo
también mi sentir
cuando escucho guitarras…
se me eriza la piel
y cuando veo arenas
caballos
y toros
lo dicen mis hijos de cara gitana
etruscos y griegos
cruzaron mi ayer

Pueblos y pueblos
de espacios abiertos
y soles
y mar
pueblos alegres
pastores de cabras
sufridos y duros
pueblos labriegos…
la cebolla y el vino
el atún la naranja y las uvas
la aceituna y el pan
Ah!... y los higos.



De dónde viene mi nombre?
de qué madeja intrincada
se fue tejiendo?
Y ésta extraña arquitectura
que soy
y que no conozco?
relumbrán quizá destellos Escitas
perdidos en mí
como granos de mica entre las piedras?

De dónde vienen
rituales caldeos
que bailan en mi memoria
y brisas fenicias
llevando en sus barcas
cábalas y oscuras alquimias
deseosas de penetrar la materia
de transmutarla…

Y estas manos?
ensayadas y moldeadas durante siglos
ensayadas en marineros y en escultores
alfareros, alarifes y carpinteros
en hacedores de redes
y tejedores
arperos
artesanos
soñadores de estrellas
y guerreros
Manos prometidas
cuando todavía la sal
era moneda

CREO QUE FUE EN NÍNIVE

Creo que fue en Nínive
donde dejé de olvido
un collar de piedras mágicas
que aun te debo de regalo
Lo robé una noche
a una sacerdotisa de Assur
con quien tuve amores
un verano
Desde entonces
vago sin cesar por el Tiempo
saltando edades
deteniéndome en las horas
tranquilas
de las siestas campesinas
para aspirar
en un voluptuoso
murmullo de hierba
el sentido de la brisa
De pronto atravieso comarcas
como un viento fresco
cabalgando
delfines astrales
Desciendo
interminables escaleras azules
que llevan hacia el vértice
de lujuriosos túneles
Subo trepando
enredaderas rojas
en tu búsqueda siempre
Navego en el sereno canto
de un oboe
que anuncia estremecido
el esplendor de un atardecer
Me lleva el vuelo del viento
hacia el asombro de los naranjos
y me pierdo
en el infinito
de tus ojos claros
para siempre
ardiendo
DESTINO DE POSTE Tu destino final será el fuego
Crucifixión repetida por las calles
Fraternal esclavitud encadenada
de esquina a esquina
Un manojo de yuyos te acompaña
Nunca una flor …?
Destino amargo
Las manos atadas
por telarañas de cobre electrificado
Destino de poste de alumbrado
Recuerdas?
Fuiste selva
erguías tu hermosura guaraní
florecida en cantos
Dialogabas con la seta
que habitó
la humedad de tus raíces
la mariposa que visitó tus ramas
el pájaro que cobijó tu sombra
la hormiga que te contó sus penas
Generoso de murmullos
fuiste sombra agitada por el viento
¿Y aquella enredadera loca
que se enamoró de ti
y envolvió tu gallardía
en abrazos y besos de lianas
Donde está?
Ahora obrero y viejo
proletario agrisado
Quieres descansar
y no te dejan
No tienes sindicato

Un día vendrán
hombres
vestidos de amarillo
a cumplir
la sentencia de exterminio
Un día vendrán
cuando
apuntalarte cueste más
que dejarte caer
Solo entonces
dejarás
la estación penitente del vía crucis
bajarán tu cruz
y hallarás descanso

MALVINAS I

Era mi día 110.287
y todo había concluido ya
un espesa neblina
solo dejaba ver
el pavimento húmedo
y mis pasos
llevándome al trabajo
Pero aún recordaba
aquel coro disonante
monótono y prolongado
de roncas voces monocordes
y un viento de violonchelos
que agitaba
aquella bandera verde
desdibujada
en lo alto
de aquel edificio de amarilla cal
Fortaleza o loquero?
No lo sé
y allí arriba
estábamos todos
ESPERANDO
y yo alcé esa bandera
que ya no era verde
sino un lienzo descolorido
donde alguien
había dibujado con carbón
mi rostro
con sombrero napoleónico
y otros rostros
con los ojos como cuencas
y las bocas como tubos
de caretas anti-gas
y ya mi brazo era el asta
y yo colgaba de él
hecho bandera
y uní mi grito al coro
y fue clamor
entre el humo y la niebla del espanto
y los haces reflectores
sin color

Era mi día 110.287
el pavimento húmedo
y mis pasos.



POEMA


Sentado
en las soledades del cerebro
Antigua claridad
como una túnica me envuelve
Galerías…
descifro jeroglíficos en sus paredes
algunas se derrumban…
Instantes
de cielo azul y nubes
otras oscuras esconden
el jadear visceral de los volcanes
En un recodo se amontonan mis juguetes
como pequeños seres asustados
Encuentros
fulgurantes de la nada
iluminan de pronto
estancias repletas de tesoros
O insospechados abismos
de negrura innominada
Heladas ráfagas, traen y llevan
¿De donde? ¿Hacia dónde?
Jirones del pasado
huellas futuras
en la sombra del presente
Antiguas Danzas Derviches
lejanos ecos de tambores acompañan
Y un Arlequín de trapo baila
sobre el Rojoamarilloverde

Tapiz de Rafael
en la Ceremonia Nupcial
Del Angel
Y el Amor Enamorado
Canta
en el Vino Derramado
en la Mano Extendida
en la Risa
en la Mirada

TANTAS VUELTAS




Tantas vueltas dí en mi vida

con mi vida

Halagada-golpeada

culpable-inocente

Creí en tantas cosas

me creí tantas otras

Amé, reí, lloré

hasta que por fin

te encontré

Y ahora?

Cómo nombrar esta maravillosa mezcla

de locura, santidad y perjurio

que me inunda el alma

la atormenta

la ilumina

la tortura

y la obliga

a decir tu nombre

domingo, 28 de febrero de 2010

Virginia Segret – Con Bandoneón

En este bandoneón poético Virginia Segret hace un uso muy adecuado del lenguaje, dando rienda suelta a un lirismo bien porteño,que conserva el lunfardo tradicional y a la vez lo actualiza, lo vuelve moderno y parte de nuestra cotidianeidad.Ha de destacarse en la primera parte del libro el tono elegíaco con el que se pinta al puerto, al río, al arrabal, a los distintos lugares amados de la ciudad.
Muchos de los tangos asimismo llevan dedicatoria, pero no se trata de un simple nombrar al otro, sino que la persona nombrada forma parte intrínseca del tango, con toda la apelación afectiva que confiere el vocativo. Hay tangos de infancia, plenos de ternura; tangos de adolescencia, donde hay una auténtica enumeración de las costumbres, ideas, y lugares frecuentados por nuestra “generación perdida” y finalmente los hay trágicos, con toda la fuerza del dolor universal volcado en vena rioplatense.

Cabe decir además que el libro consta de dos partes y me reservo el comentario de la segunda parte para el final, donde adelanto que me referiré a los “Cachos”.


Es éste un libro musical, que comienza con una dedicatoria a Taio, joven bandoneonísta, cuya foto de tapa sobre fondo rojo simboliza la pasión compartida de los músicos y los poetas. La repetición del verso “Tocame un tango, Taio”, se va abriendo en acordes-imágenes, en trinos donde la música y la poesía se confunden(“Un tango imposible””Un tango de sudestada en el río”). La belleza de las metáforas, su celebración, no les quita, sin embargo, el dolor de expresar una realidad difícil (“una inundación incesante””Llename de aluvión de tango, Taio”).
Las imágenes de la noche toman una doble dimensión, la dionisíaca (“el tuétano sangrante de los vinos”) y la del misterio(“el embrujo de esta noche descampadamente azul”)El misterio se reitera en la expresión del yo lírico que se nombra como “esta trashumante/acodada en el filo del iris de su gato”.
En otro poema, dedicado a su madre, se señala al “suburbio entre malvones y magnolias foscatas/ y zanjones/ y ligustros y gansos y gallinas”, para contrastarlo con “aquel conventillo de la calle Reconquista”. Tejen una historia estos versos, la de la infancia , momento de tirar maíz sacado de una bolsita a las palomas de la Plaza de los Dos Congresos en “aquel Buenos Aires con cinco años de corazón”, donde aún permanecen “esas cagaditas blancas /en el bronce verde del caballo” . También nos llega el recuerdo del sabor de los helados del barrio de San Cristóbal y la memoria del payaso Armán, perteneciente a la comparsa del barrio .Y después, ya en la época de la juventud, cómo olvidarlo, se homenajea a los fideos de Pipo sobre su mantel de papel. Hay momentos de hondo lirismo, como en el Tango a la Casa de la calle Necochea 1115, La Boca, donde “se chifló la marea de las aguas/sucias de este Río de la Plata”. La desolación de los inundados se plasma en estos versos con reminiscencias lorquianas, que se repiten con ligeras variaciones significativas a modo de estribillo.”Y yo / en tu balcón / mirando”. La avalancha de imágenes llega como el destino en este inundación hecha tango: “calor de febrero y sudestada/(…) harapos, jirones en carne viva /en el torrente de fango”
No se debe olvidar la invocación a la Musa, que llega de la mano del Tango de la Garufa(”y hay una Musa enredada en abejorros/ al pie del obelisco”). La Musa se describe luego con más detalle, es una Musa agridulce, que sabe mucho de la realidad(”Va colifa la Musa por el mundo/convirtiendo las voces en campanas”(…) “Es una Musa, es una mina/pata en asfalto./Se moviliza”)
La Musa, diríamos ,se alimenta del sentimiento, y también lo hallamos en la música del violoncello(“Es un ruego infinito, un beso trágico”) porque hay un viaje “en el lamento de la nota”, donde el tango es pura melancolía y sabemos que “Es otoño y hace frío. Y uno busca el corazón”(¿Habrá una definición más auténtica que ésta de la poesía?).
Además, está Stella, Stella que vive en Londres y con quien el yo lírico establece una vía unitiva, la de los dos ríos, el de la Plata y el Támesis:( “Pero ella ríe. Ríe/ desde una orilla de lluvia de sábado lluvioso/ con el olor del barro/ de sus dos ríos dulcemente dormidos” )en la simultaneidad de los tiempos (“(…)aquí también es sábado./Y está lloviendo”.) que hermana las distancias.
El dolor se refleja también en los tangos de este libro, el dolor desnudo (“perdida en su laberinto de vacío Mónica/la pradera insomne de sus ojos”), un dolor de imágenes certeras y altamente poéticas con el que podemos identificarnos, cuando se definen la soledad y la angustia (“Los ojos ovillados, sin huéspedes.” ). Y agregamos también el dolor de la pérdida, por razones no explicitadas, y el recuerdo del esplendor de aquel amor( “Yo le daba mi pelo,/una marea revuelta de abrazos,/aletazos de jaguar,/Yo le dejaba en la boca / el intimo jardín de mis delicias”). La frescura al hablar del juego amoroso contrasta con la amargura del amor que ya no es(“Pena no haber podido escribir esta tarde/otro poema de amor”).
De tango en tango, vamos soñando hasta llegar al tango dedicado a Vincent Van Gogh y a Raúl González Tuñón, unidos en el sentimiento del corazón tanguero ( “Yo conozco una media con un agujero/y a un muchacho bretón con zuecos de madera”).. El sentimiento, la sensibilidad profunda nos permite la unión de elementos aparentemente no relacionados. Así, vemos también en el Tango para la mirada de Lian Qiang, el tema del desamparo del inmigrante (“De Taiwán,/sin su otoño y sin su luna/sin su casa, sin su nido./Golondrina/de Taiwán,/Lian Qiang.”)

Pero es en el Tango Del Angel en las Heladas Aguas de la Espuma, donde se desnuda el lirismo, (“No hay bandoneón que llore /esta tarde/por el ángel del Reino de la Espuma”).Interrogada la autora sobre este poema , me respondió que estaba dedicado a un amigo muerto. Sin embargo, esta información es irrelevante. Considero que está dedicado a todos los muertos amados.(“Sólo un crisantemo eterno /para la melodía/del latido apasionado de la Sombra”) y el vacío que su ausencia produce en el alma , que lo externo no parece registrar(”La ciudad no lamenta./ La ciudad no devuelve”) cuando por dentro nunca dejamos de tener presente al que añoramos. Sin embargo, “Es como un colibrí/que no se ve/el Tiempo” y nuestra percepción se modifica, como así también el recuerdo del ausente, que sabemos parte de la vida, como si se reciclara en la naturaleza(”las mariposas blancas que ya se despiertan”).
En Tango para la Dársena , hay un amor pleno de misterio, de ternura y sin futuro, como lo son los amores trágicos(“El puerto era un ramito de rosas en cemento”).Sin embargo tal vez el hecho de ser imposible vuelva más precioso ese amor: “Era tan brujo de río tu beso…”. Porque como lo dice el yo lírico profundamente mágico:”No hay amuleto más poderoso /que el perfume de una rosa esquiva”. Este tango conmueve hasta la médula porque tiene la música profunda del amor desolado. Y finalmente, llega, está Ella, pintada en todo su esplendor, como acompañada de las notas de un tango de Piazzola, la Muerte, en ese Tango en Amarillo, donde las crines furiosas avanzan y la tarea es montarlo, “el más brioso, el más caballo, a campo abierto.”. Estos tangos como hemos visto, cumplen con su cometido de poner en pocas líneas toda la vida y la muerte.

En la segundad parte , en cambio,”Suite Rea para el Cacho que dejaste, menos mal”, hay un desagravio femenino, una denuncia de maltrato masculino, que contrasta con el eterno reproche del tango hacia la mujer.Este Cacho “con olor a tetra brick”, “un grande explotador”, no tuvo buen final (“Quedó cachuzo Cachito /cuando al final le eché flit”.). Hay gracia y picardía en los versos dedicados a Cacho, y se advierten las quejas de las mujeres que trabajan y cargan con todas las responsabilidades sin ayuda de su pareja.(“Salí a la calle, busqué conchabo,/compré la carne, las zapatillas,/pagué tus cuentas, el alquiler”). Esta Suite Rea fue inspirada en casos de la vida real con los que la autora tuvo contacto y aunque sea terrible, está escrita con un lenguaje cotidiano que nos incita a que estos versos picantes se nos graben en la memoria.
Para concluir, diré que ambas partes , aunque distintas, representan la corriente filosófica y la canyengue presentes en el tango.